miércoles, 17 de junio de 2015

Recuerdos para olvidar


Te echo de menos en cualquier parte:

En los paseos por la orilla del mar

En el vacío paisaje de mi habitación
En las fotos en que no sales conmigo

En los cafés de desayuno, sin café
En el invierno con tus manos frías
En el verano con mis manos tibias

En mi, ahora, aburrida casa
En ese viejo sobre que está en el fondo de mi baúl 
(para que me dé pereza volver a sacarlo) ...

Te echo de menos por tu particular forma de ver el mundo. 
Pero eso no es todo.


Te quise como ya no estaba de moda:

Como Julieta a Romeo.
Como los poetas del Romanticismo.
Como esos amantes que se mandaban cartas de amor furtivas.

Como, al parecer, tú no querías que te quisiera, en definitiva.

Ya no miento si te digo que no recuerdo el color de tus ojos, ni el de tu risa;
no recuerdo el sonido de la lluvia, ni que te gustaba que lloviese;
ya no recuerdo la melodía que hacías con tu forma de hablar, ni qué me provocaba ésta;

pero...recuerdo que me pillabas todas las mentiras,
que fueron pocas.
Recuerdo tu cara feliz cuando me veías despertar.
Recuerdo como antes mi corazón latía con normalidad,
aunque ya no lo haga.

Recuerdo todos los planes, absurdos, de futuro que teníamos.
Recuerdo tus falsas promesas de amor.
Recuerdo que no te gustaba esperar...
y, por ello, decidiste no esperarme y huiste, sin mí.
Por eso mismo, ya no te hablo de amor, ni de odio
eso, sería sentir y ya no siento,
ya eres pasado
o lo que es lo mismo,
r e c u e r d o
y, precisamente por eso, estoy dejando de recordar...

porque estos recuerdos me resultan, necesariamente,

recuerdos para olvidar.

miércoles, 10 de junio de 2015

El que lucha, gana

Lo decía el gran Einstein: “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo", y es bien cierto.

No somos plantas, podemos movernos y, de hecho, debemos movernos. 

Tenemos la capacidad de cambiar constantemente lo que nos desagrada pero, aún así, a veces, no lo hacemos.
Podemos modificar todo aquello que nos parezca mal, todo lo que no sea como queremos, y aún así, no lo hacemos.
El quid de la respuesta es que nos enseñan a conformarnos, nos hacen conformistas desde pequeños para que no demos problemas, pero no se dan cuenta de que lo que hacen es quitarnos auge y fuerza para el día de mañana. Con esos valores conformistas nos empujan a ser parte del rebaño, a ser uno más entre tantos, una pieza más del puzle. Y los que realmente son recordados no son los conformistas, sino los que se salen del plato y se mueven para conseguir lo que quieren.
A la mierda el conformismo.
No seré yo quien se conforme...

Una persona sabia me enseñó que el que “el que sufre lucha y el que lucha gana", lo que quiere decir que tienes que ir a por tus metas y a por tus objetivos y conseguirlos, cueste lo que cueste.
Para conseguirlo no puedes conformarte con lo que sea, tienes que moverte y tienes que probar todas las formas posibles hasta conseguirlo, tienes que ponerle valor y alma y así conseguirás todo lo que quieras.
Porque cuando te superas, 
cuando logras tus propósitos y tus metas 
te sientes mejor contigo mismo 
y te ves más capaz para seguir con algo,
 aún más fuerte.

martes, 19 de mayo de 2015

Sueños

Dormir.

No hay nada mejor que dormir a pierna suelta y soñar con cosas entrañables y buenos momentos ya pasados para tener un buen despertar y afrontar el día de buena gana y con una sonrisa, ¿verdad? 

También puedes hacer frente bien a un día sin recordar lo que has soñado, eso no altera tus biorritmos, a nadie le preocupa no acordarse de un sueño al despertar, de hecho, hay quien piensa que no ha soñado sin saber que se sueña siempre, aunque no puedas recordarlo.

Lo malo es tener un mal sueño, soñar algo desagradable, soñar algo que no se puede cumplir o con personas que, vivas o no, ya no están en tu vida. Ese es el peor despertar. Despiertas y sabes que no es posible y te duele que no pueda ser así. Te angustia que tu subconsciente cree cosas así. Incluso piensas que es con el único propósito de hacerte pasar una mala noche. Pero no es así, tu subsconsciente, por desgracia, no tiene vida propia.

Tu pobre mente lo unico que hace es crearte sueños en los que eres feliz. Se recrea en las personas que echas en falta para que así las tengas más cerca. Te devuelve a personas que ya no son más que recuerdo, para una noche, para un rato, aunque el resto del día, si recuerdas qué has soñado, maldigas a tu memoria, a las personas y a tu mente.

Pero, realmente, no es más que una ayuda para que tus recuerdos sigan vivos.

miércoles, 13 de mayo de 2015

El tiempo pasa para todos

Y lo notas.

Notas que el jodido tiempo no para de pasar.
Notas que, cada vez, va más rápido, haciendo que llegues a sentirte confuso incluso.
Notas que cada vez el año se esfuma más rápido y que tu no quieres crecer tan rápido, porque te da miedo la velocidad.
Pero te calmas, al menos un poco, al notar que pasa para todos igual de rápido.
Y que todos están confusos, como tú.
Te desconsuela no haber hecho cosas en su día, porque acabas de darte cuenta de que ya jamás podrás hacerlo; que no puedes enmendarlo; que ya no tienes marcha atrás; que ya es tarde para cambiar las cosas.
Me hace particular gracia la gente que habla de "recuperar" el tiempo perdido.
Cuando eso es perder el tiempo de ahora tratando de hacer cosas que en su día no hiciste, y si no las hiciste pregúntate el por qué.

-No, el tiempo no puedes recuperarlo, idiota, a lo sumo puedes gastarlo en algo un poco más útil o que merezca más la pena-.

Qué ilusos.

El tiempo vuela y no tiene miramientos (por nada ni nadie, NUNCA).
Pero es normal, el tiempo, es un invento humano, perfecto no podía ser.Por ello es totalmente imperfecto y hace lo que le da la gana, SIEMPRE.

Lo peor es que te da por pensar...
Y piensas.

Entonces te das cuenta y te da pena la gente que te importaba y que decidió marcharse de tu vida, te apena el hecho de que se están perdiendo algo realmente bueno, años muy buenos, mejores que los que vivieron contigo.

Pero...
      Aunque me pierdan de vista yo les voy a seguir mirando....
         Aunque no mucho tiempo...
                              porque seguro que encuentro cosas mejores que hacer.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Ilusión


Ilusión es un nombre abstracto, lo que significa que es difícil de expresarlo, es difícil decir qué es. 

Pero no es lo que trato de hacer, desengáñate, no quiero enseñarte que es la ilusión, al menos no ahora. 

Hay un dicho que dice “de ilusiones se vive” y es cierto.

La gente lo suele malinterpretar pensando que es imposible vivir de ilusiones, alimentarse de ellas, refugiarse en ellas, etc. 



Tontos, os equivocáis.

De ilusiones puedes vivir, pero vivir feliz; vivir fuerte; vivir en armonía; y, sobre todo, vivir en paz contigo mismo.
Me refiero a ilusiones no solo tuyas sino ajenas también. 
La vida me enseñó, hace tiempo, a fortalecerme haciendo feliz a quien sea, a quien estuviese en mi mano.
No hay regalo más grande que la ilusión de los peques, mis peques, el día de Reyes, la ilusión en sus caritas es un sentimiento que la mayoría de personas conoce alguna vez en su vida, ya que todos hemos sido pequeños, todos hemos sentido esa ilusión por los Reyes Magos, nuestro cumpleaños, o lo que fuese.
Pero nadie ha visto las caras de ilusión que he provocado yo, y nadie sabe la cura que me hacen a mi estas, ni tampoco, lo feliz que me hace hacerlo.
Regalar y sorprender son mis asignaturas favoritas en la vida, aunque la gente, normalmente, las suspende.

 Esto ocurre porque ignoran lo beneficioso que es. 

Ignoran el sentimiento que aflora en uno mismo conseguir sacar una cara de emoción a alguien que le importa.
Ignoran que la felicidad de verdad se encuentran en esos momentos, en los que sorprendes a alguien con el más mínimo detalle.
Ignoran lo bonito que es hacer sonreír a alguien que te quiere.
Ignoran que hay cosas que te hacen mejor por dentro y que no cuesta nada hacerlas.

Pero, querido lector, te recomiendo que pruebes a dar, sin esperar recibir, 
y con la ilusión que recibes a cambio te des por satisfecho, 
porque eso no tiene precio. 

miércoles, 29 de abril de 2015

Cuando la magia acabe, o se acabe (algún día...)

Algún día se me acabarán las palabras. 


Puede que en cualquier momento se me acabe la magia de enzarzar palabras de esta manera, sin darme ni cuenta, sin percatarme siquiera de que escribo; de esta manera inconsciente que me lleva a rellenar hojas, cuadernos enteros o cualquier cosa donde se pueda escribir. 

Puede que, algún día, pare todo esto que no controlo, este demonio que me hacen soltar palabras sin más, sin ni siquiera pensarlo. Ese demonio al que le debo un número incalculable de palabras, el mismo al que le debo esas madrugadas en las que me ha obligado a despertar para escribir, cuando amenazaba con robarme toda la noche de sueño.

Algún día dejaré de preocuparme por todo y empezaré a preocuparme más por mí.

Puede que en algún momento me canse de darme al resto y me dedique a mi por completo, al 200 por ciento. Tanto tanto que puedan llamarme egoísta -con razón- y no me importe para nada en absoluto. Y que, aunque me llamen así, me gustara serlo.

Seguramente me esperan aún muchos cambios. 

Seguramente me queda mucho aún por vivir.

Seguramente me queda mucho aún por experimentar.


Pero no quiero cambiar nada, no quiero que nunca se me acabe la magia de las palabras -de hecho, me aterra que suceda-; como quiero que jamás se me acabe la pasión por hacer feliz a todos, la afición de crear sonrisas y ese amor incondicional a ayudar a que todo mi entorno sea un poquito más feliz cada día. De otra manera yo no sería feliz, no sabría ni vivir, ni sobrevivir.


Por ello, temo el día que la magia acabe, o se acabe.

miércoles, 15 de abril de 2015

Indefensa


Todo el mundo, alguna que otra vez, se ha sentido indefenso.


Tú también te habrás sentido mal, impotente incluso, al no poder hacer nada ante cierta situación.

La sensación de estar indefenso es horrible.

Te sientes cual ñu al ver un león acercarse a una velocidad asombrosa, tratando de huir para evitar ser cazado,
aun sabiendo que no va a poder evitar que le devore.
Creo que es un buen símil ese.

La situación no tiene por qué ser física, de hecho, hay más veces en las que te sientes acorralado psicológica o moralmente que en las que te sientes indefenso físicamente.

Ante esto, ante este sentimiento, hay que buscar una solución.

Si te sientes indefenso significa que no confías en ti tanto como para creer que vas a salir de ese embrollo. 

Fácil.
Soluciónalo.

¿Crees que es tan difícil?

Huir es más difícil, y créeme, sólo con amor propio se soluciona.

Créeme si te digo que el único truco para vencer esa sensación es mostrar confianza, olvidar la debilidad, echar valor a todo y música, mucha música, para que te abra la mente, y para que las notas musicales te suban la alegría desde los pies hasta la cabeza, para que invadan tus pensamientos y los haga más positivos.

Esta vez, la verdadera solución no la puedo dar yo, lo siento.

Cada uno sabe cómo curarse los resquicios que quedan tras la guerra o, al menos, debe saber hacerlo.
Cada uno debe aprender a conocerse tanto a sí mismo para saber cómo afrontar esta sensación, para darse fuerza uno mismo.
Pero, si me permites, te puedo dar un consejo...

Quiérete, a ti mismo, sobre todas las cosas, más que a nadie en el mundo,

sólo así serás lo suficientemente fuerte como para lograr salir de todo.

miércoles, 8 de abril de 2015

Inquietudes

Inquietud.Es una palabra muy apegada a mi persona, ¿por qué?

Para empezar debo aclarar que soy inquieta, de apariencia tranquila, sí, pero muy inquieta. Nunca paro. ¿Qué le vamos a hacer? Si soy nerviosa e inquieta no es mi culpa, nací tal que así.
(Respira)

Vamos a desentrañar un poco más este concepto.

Digamos que tengo muchas inquietudes y aspiraciones en la vida, como el hecho de que esté dedicándome a estudiar idiomas, por el simple motivo de que quiero hablar, y con el mayor número de personas posibles, y quiero ayudar a la gente a comunicarse, porque me gratificaría mucho, o, al menos, eso creo.

Ayudar, esa palabra si que es una de mis inquietudes. Una vez leí que debes encontrar tu objetivo y seguirlo y ese es el mío: ayudar, incondicionalmente.
No ayudo o trato de ayudar por cotillear, ni nada por el estilo, lo hago porque me sienta bien, me aporta mucho saber que alguien está bien gracias a mi ayuda.
Ayudar me ayuda.

Me ayuda a sacar la mejor Fátima que hay en este metro setenta y cinco, saca la fuerza y el coraje necesarios para afrontar cualquier contratiempo, problema o revés del destino.

Ayudo de corazón e incondicionalmente a todo aquel que me pide que le tienda la mano. Jamás importa el momento, ni quien sea, todos tenemos derecho a tener un apoyo, una mano amiga. No olvides que el malo tiene su parte de bueno.

Y es que ayudar me ayuda a ser feliz, porque está claro que si ayudo hago feliz a alguien y ese es el sentimiento más bueno que se puede experimentar. 
Porque ...
¿a quién no le gusta ver una sonrisa?
¿a quién no le gusta estar rodeado de felicidad?
¿quién no disfruta más de un ambiente bueno?

Si no lo ves de esta manera, no te aconsejo leerme.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Y ya no te afecta

Te has curado del daño.


Te has curado las últimas heridas que te provocaron y te provocaste tú no dejándolas sanar bien e infectando tus heridas, al hurgar en ellas por ti mismo. Pero ya estás sano, sí, al 100%.

Te das cuenta de que ya estás bien porque ahora sonríes de verdad, quiero decir, ahora estás realmente contento. Sonríes porque eres feliz y no para que crean que lo estás. Sonríes porque tienes motivos para hacerlo, porque ahora sí te apetece.

Ya los recuerdos no te hacen daño, ya no te sientes tan idiota al pensar que diste todo de ti y que te quedaste sin nada porque ahora vuelves a tener toda la recarga, vuelves a estar completa, hasta el más pequeño ápice.

Ahora, las fotos, no te hacen querer volver al momento o querer llorar, no, ahora te sacan una sonrisa y frases como: “fue un día precioso" o “qué buenos momentos" o "eso fue de diez".

Ya no te entristece nada que provenga de ello porque te has dado cuenta de que no lo necesitas, de hecho, no necesitas nada, eres feliz por ti, te has reconstruido, como siempre has hecho, pero esta vez, lo has hecho bien.

Te has vuelto a construir, y te has hecho grande y fuerte, tan fuerte que difícilmente puedan volverte a romper una de las murallas de tu fortaleza. De un material que aún no han inventado, un material a prueba de balas, de puñales, y de palabras, entre otras bombas. Más resistente que un búnker, grande y fuerte como tú solo. Y es así porque te has reconstruido tú, independiente, sin nada más que tu esfuerzo, sin nada más que tú, sin basarte en nada que no fueras tú.
Así, ahora, tu felicidad es plena, y lo es porque no se la piensas dar a nadie.

No, esta vez no, esta vez te la vas a quedar para ti, en exclusiva.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Como la vida misma


Te das cuenta de que la vida es realmente maravillosa.


Al fin, ves el sol tras la tormenta. Como dice la canción: “Qué bonita la vida", y qué gran verdad que es, pues la vida es preciosa.
Te das cuenta de esto con las buenas noticias; en los buenos momentos... y no nos damos cuenta de que los malos son estrictamente necesarios para que realmente disfrutemos los buenos. Y, de esta manera, nos maravillemos ante tan preciosas causas que nos provocan una subida de alegría y energía tales que podrías incluso volar, de hecho, notas como si flotases entre nubes,  como si fueras un ser etéreo, como si levitases...


Y notas lo bien que te sienta la felicidad y ves cuan necesaria ha sido la tristeza para que ahora valores esto; para que valores las cosas buenas y sonrías, con buen motivo, y no para esconder la tristeza. Así como lo haces cuando algo te atormenta o te ha quitado la felicidad de golpe, así, porque sí.
Llámalo Dios, kharma, destino, energía... o como quieras, pero yo lo llamo VIDA, y la vida ahora vuelve a sonreír. 


O, mejor dicho, a sonreírme.