miércoles, 28 de octubre de 2015

¿gente o personas?

¿Cuál es la diferencia entre personas y gente?

Para mí no significan lo mismo.

Como gente entiendo el concepto de masa,
lo veo como algo que no piensa, ni siente,
algo que no está humanizado del todo.
Como sin corazón, sin sentido, sin nada.
Personas, en cambio, está cargada 
de sentimientos, de emociones,
de recuerdos. Personas son familia, 
amigos y mil millones de cosas más.
Al fin y al cabo, humanos que sienten.


Pero, curiosamente, nos pasamos la vida rodeados de gente pero siempre nos decantamos por las personas.

¿Sabes? Yo siempre, vaya donde vaya, y aún más si voy sola, soy consciente de algo: voy a conocer gente.

Pero conocer gente me da igual, la gente viene y va de un lado al otro, todo el tiempo, sin quedarse a ver las vistas de “mi vida real" la que hay siempre,antes o después de conocer gente.

Lo malo es conocer a personas.

Bueno, no es malo realmente.

Lo malo es cuando conoces personas  increíblemente maravillosas que, en apenas unos días se ganan tu corazón. 
Tampoco eso es malo.
Lo malo de veras es conocer personas maravillosas que se ganen tu corazón y, que al cabo de unos días, tengan que volver a sus vidas y a su sitio como tú: “a la vida real”. 
Y eso sí es malo porque se han llevado un cachito de ti. 
Y ahora, no quieres que tu vida real sea la que era antes de ellos.
Ahora tienes que aprender a hacer de tu vida real, otra nueva con ellos. 
No obstante, la distancia sólo separa lugares, no a los corazones.

Y mi corazón está en todos y cada uno de los lados
 donde están las personas a las que quiero.
Porque la gente ni me importa.

A todas las personas de mi vida, y, como no, a mi semana 41.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Puede que algún día, hoy no.


Algún día me armaré de valor.

Algún día seré capaz de contarte todo lo que vengo callándome tanto tiempo.
Algún día, conseguiré que deje de dolerme tan fuerte sólo de pensarlo y te contaré la de veces que me he callado.
Te contaré la de veces que me has matado hablándome de eso que tanto me dolía sin saberlo.

He podido morir alrededor de mil veces, 
pero he revivido mil y una 
lo podré seguir haciendo.

Te contaré cómo resurgí de mis cenizas. 

Porque convertí en cenizas y resurgí, 
siempre poniendo una sonrisa amable, 
hasta cuando me dolía tanto la vida,
que me dolía hasta sonreír.
Te contaré todas las veces que he reído mientras mi alma lloraba.
Te contaré a qué han venido tantas idas y venidas inexplicables.

Te intentaré explicar qué me pasa por dentro cuando me agobio y salgo de casa sin dar motivo, sin ir acompañada y sin ningún rumbo, a cualquier hora del día o de la noche.


Intentaré que no me juzgues, sino que me entiendas, pues yo nada malo hice.

Intentaré que entiendas todo, hasta lo que ni yo entiendo.

Te prometo que algún día lo haré.
Algún día podré...

Algún día... pero hoy no.

miércoles, 7 de octubre de 2015

La clave

Dime por qué sigo echándote de menos.
Explícame el motivo por el cual me resulta tan dura tu ida.
Dime cómo hiciste, para que yo que creo que nadie muere por nadie, crea que muero a ratos desde que no estás.
Explícame cómo hiciste para marcharte sin dejarme ninguna pista.
Dime que alguna vez te importé, pero te cansaste de mí.
Expícame cómo hacías para entenderme mejor que nadie.
Dime por qué te fuiste y no volviste.
Explícame qué hizo que algún día me quisieras.
Dime qué hice mal para que dejaras de quererme.
Explícame por qué me sigue doliendo tanto tu asencia.
Dime las claves para entenderme, para que así otras personas puedan hacerlo igual que tú.
Explícame cómo se hace para dejar de querer a alguien así de rápido.
Dime que tú también me echas de menos.
Explícame por qué preferiste a tu orgullo.
Dime que tu orgullo te cuida mejor.
Explícame cómo has hecho para cambiar tanto en tan poco tiempo.
Dime que nada ha cambiado, que siempre serás así.
Explícame por qué te sigo queriendo si me duele hacerlo.
Dime que todo esto tiene una razón, que vas a volver.
Explícame cómo haces para que parezca que nada pasa.
Dime que ya no vas a volver nunca más.

Y, explícame cómo me olvido de ti porque estoy cansada, amor. 
Estoy cansada de esperar (te).

miércoles, 30 de septiembre de 2015

No somos piezas

Y no te das cuenta.

Sigues empeñado en juntar piezas para completar tu vida. 

Tu vida no es un puzzle y las personas no somos piezas. La única pieza que tienes eres tú y tu vida es un puzzle pero ya montado, pues, me alegra decirte que ya tienes todo. Nada te puede faltar aunque hayan muchas cosas que pueden aportarte, pero nada completarte, todos venimos completos de serie.

Si nos ponemos metafóricos todos somos un conjunto de cosas: momentos, vivencias, comportamientos, emociones, estilo, sueños etc.

Todos tan únicos y tan perfectos como queramos ser, tan buenos o malos como deseamos. En resumen, somos como queremos ser. 
Así que, ¿para qué empeñarse en juntar piezas o buscar la pieza que encaje en tu vida? 
No lo entiendo.

Ya te he explicado que no podemos ser piezas porque nadie está incompleto; ya sabes que no necesitas nada. Nada que no quieras.

Así que, ocúpate de ser tu única pieza.
O lo que es igual, quiérete.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Empezar de cero, o quizás no.

Quisiera empezar de cero...

Quisiera tener la oportunidad de arrancar de nuevo el motor de mi vida por primera vez, pero con todos los errores apuntados.
Quisiera enmendar todas y cada una de las cosas malas que hice a alguien.
Quisiera poder saber quién me iba a hacer daño, para evitar que entrara en mi vida.
Quisiera poder haber sido más egoísta y peor persona para sufrir menos.
Quisiera decidir dejar de tener tanta paciencia y temple con casos que no merecen la pena.
Quisiera evitar dolor a personas a las que quiero, advirtiéndoles qué viene después.


Quisiera tantas cosas imposibles que no sé donde poner fin. 

Pero, si lo pienso bien, si me dejaran empezar de cero, volvería a disfrutar de la misma manera y con las mismas personas.
Si lo pienso bien, no me quitaría el lujo de volver a estar con las personas que me han hecho daño, porque de una u otra manera, las echo de menos.
Si lo pienso bien, cometería los mismos errores para asegurarme de aprender las lecciones de vida que estas me han dado.
Si lo pienso bien, dedicaría más tiempo a querer más, si se puede, a las personas que me quieren y se preocupan por mí, incondicionalmente.
Si lo pienso bien, viviría de nuevo mi vida aunque lo haría más intensamente, porque, si lo pienso bien, aunque no lo haya hecho todo siempre bien, lo he hecho como sabía y quería en ese instante.


Y eso es lo que realmente importa.
VIVE, a tu manera.

martes, 15 de septiembre de 2015

Quiere

Las palabras “te quiero" cada vez pierden más su pureza. 

Cada vez más se dicen con más despreocupación, cada vez más se usan con más descuido... 
Recuerdo, una vez, de pequeña, mi madre siempre me daba las buenas noches y me decía: “te quiero mucho, mi vida" a lo que yo le contestaba “yo también te quiero mucho, mamaita".

Un día no me dijo te quiero mucho, sino te quiero y yo me enfadé porque pensaba que ese día me quería menos que antes. Mi madre al verme poco conforme, me miró a los ojos y me dijo: Pequeña, un te quiero es más puro sin el mucho. Hay que querer, sin medidas ni cantidades, por lo que nunca más te diré te quiero mucho, porque nada puede medir el amor que te tengo.

Es algo de lo que nunca me olvidaré. 

Qué razón tenía mi madre, el amor no se mide. Uno no decide querer, simplemente, quiere y es un sentimiento tan puro que cuantificarlo es convertirlo en impuro.
¿Por qué medirlo? ¿Por qué intentar planificarlo? 
Querer es mucho más que eso.
O alguien conoce algo más puro que un te quiero a los ojos, porque yo no.
Creo que el problema reside en que hay gente que lo dice sin sentirlo, como si le sobraran en su garganta; mientras, hay personas que, por timidez o lo que sea, no es capaz de decirlo; y, por otro lado, está la gente como yo, que lo dice cuando lo siente, porque verdaderamente lo siente y tiene que expresarlo.


Así que, empecemos a cuidar los te quiero 
para que querer nunca pierda su pureza.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Balance.

Hice balance al marcharte tú, definitivamente.
Fue como una especie de inventario en una tienda. Pero fue, lamentablemente, negativo. Las ganancias al marcharte fueron nulas, totalmente.Podríamos decir que eran negativas.
Al parecer, perdí casi el cien por cien de los sentimientos que sentía anteriormente. Desaprendí muchas cosas de mí por aprender de ti. Sin embargo, nunca dejé de ser una persona aplicada y me puse manos a la obra de nuevo, enfrentándome así a la batalla de volver a conocerme entera antes de nada.
Para volver a conocerme tuve que trabajar seriamente con mis 5 sentidos. Pero estuvo muy bien porque redescubrí que:
 Pensaba que mi helado favorito era el de chocolate negro, pero no era así era el favorito tuyo, el mío es el helado almendrado de chocolate blanco.
 Redescubrí que me encanta llegar a casa, poner mis pies descalzos en el suelo y sentirlo calentito, porque pensaba que lo prefería frío como lo hacías tú. Pero no, mi sentimiento real es en el suelo cálido, de primavera.
 Me di cuenta de que me gusta dormir con la ventana abierta, todo el año, para que me dé un poco de brisa y ventilación a mi habitación. Pero había dejado de gustarme porque te daba miedo que alguien se colara o porque tenías frío.
 Reaprendí que no me gusta desayunar algo caliente, si no estoy con dolor de garganta. Siempre preferí mi Cola-Cao frío en taza grande, pero me acostumbré a calentar los dos vasos juntos.
 Desaprendí cómo me gustaba oír y ver la lluvia tras el cristal, sólo porque a ti te deprimía no ver el sol tras el cristal. Así que, este invierno, volví a retomar mi pasión.
 Vi que muchas más cosas habían cambiado, como mi olor favorito (azul), mis comidas favoritas (lentejas), mis películas favoritas (Moulin Rouge, My fair lady, Cenicienta)… Perdí en esencia más de lo que gané, finalmente. Y si pierdes esencia te pierdes tú mismo.
Lo que trato de decir es que nunca nadie debe su esencia en ningún sentido porque no hay nada más importante que ser uno mismo y, sobretodo, quererse a uno mismo sobre todas las cosas, porque cuando olvidamos esto, dejamos de ser nosotros mismos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Sin (tu) rastro


Te fuiste sin dejar ni un rastro.

Me quedé desorientada.
Normal, estaba acostumbrada a encontrarte siempre en el mismo sitio.
Y cuándo no estabas allí, me dejabas un rastro de miguitas de pan, que yo seguía, hasta llegar de nuevo hasta ti.

Pero te busqué y no estabas.

No estaban las miguitas tampoco.
No había nada para volver a encontrarme contigo.
Esta vez te marchaste para siempre.

Pensé que me ponías a prueba. 

Pensaba que querías que te buscara. 
Y eso hice.
Te busqué por todos lados.
Pero te habías ido de todos los sitios. 


De todos los sitios menos de mí
No te fuiste de mi mente, de mi corazón... 
Pero sí te fuiste de mi vida.
Desde entonces te busco. 
Te busco por todos los lados.

Busco posibles rastros o pistas que me hayas dejado. 
Pero no hay.
No hay nada que me de una pista sobre ti, sobre tu huida, sobre tu vida.
Yo no creía en el horóscopo.
Pero recordé tu signo.
Gracias a este estuve un tiempo creyendo que sabía algo de tu nueva vida.
Pero no.
Así que, mientras tanto, te sigo esperando.
O quizás no.


Quizás me aburra de esperar y buscar 
y me vaya yo también. 
Y si eso pasa ,te aseguro,
 nunca jamás nos encontraremos.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Temes (y no es malo)

Tienes miedo.
Te aterra que vuelva a suceder.
Te ha costado tanto rehacerte que...
Tú tienes miedo a que te vuelva a pasar
Tienes miedo a que te vuelvan a decepcionar
a que vuelvan a desequilibrar tu vida                             
a que vuelvan a hacerte daño
a que vuelvan a utilizarte como una muñeca
Tardaste tiempo en volver a confiar en las personas
Pero no terminas de fiarte, por miedo
Tu corazón se quedó asustado de la última 
El pobre, a la mínima hace saltar la alarma
Te ha costado tanto volver en ti que...
No sabes cuando estás equivocándote con alguien
No sabes qué esperar de los demás
(puesto que crees que solo te harán daño)
Te da miedo lo que te recuerda al pasado 
Sí, porque crees que te saldrá igual de mal que entonces
porque crees que vas a volver a sufrir lo mismo
porque no quieres volver a pasarlo tan mal 
No quieres nada que te recuerde a antes, a aquello.
Al fin y al cabo, fue tan doloroso...
Es lógico tener miedo cuando se ha sufrido
Es normal que no quieras que nada se parezca a lo de antes, por si sale mal
Pero, no olvides que con miedo no se llega a ningún lado
Que se aprende con los daños, que en eso vas curtido
Y que la experiencia, en resumidas cuentas,
son malas pasadas de la vida y equivocación.

Equivócate y olvídate del miedo.
Puede que lo pases algo mal, 
sin embargo, te servirá para aprender

miércoles, 19 de agosto de 2015

Antiguo mañana, hoy

Cuando una etapa de tu vida es tan larga como el colegio o el instituto, sueñas con cambiar, con crecer... Sueñas con ello a diario.
La cosa es que un día llega y termina con tu momento de estudiante de intituto para hacerte mayor y pasar a la vida universitaria.
Para ser lo que quieres ser de verdad, para estar cada vez más cerca de tu meta, cumples la primera, la graduación de bachillerato y selectividad. 
No sé si os ha pasado igual, yo me llevé mis seis años de instituto deseando con todo mi corazón y mis fuerzas llegar al día de mi graduación. Esas ganas de acabar, de hacerme mayor, de una nueva forma de vida. 
Me llegó, a todos nos llega ese día, un 29 de Mayo, jueves, nos graduamos mi promoción. El día de la graduación es el momento culmen de esa etapa tan preciosa que no aprecias hasta que no acabas. Lo cierto es que el día de mi graduación brillabamos todos, sin excepción, habíamos llegado, era el día, nuestro día, y la fiesta no acabaría hasta que no oyeramos sin dormir una última vez la primera sirena de la mañana. Ahí estabamos, qué día, qué noche y que mañana. Fue el día más precioso de mi vida.
Lo único malo de la graduación es que es un día que te obliga a crecer y, lo peor, es que selectividad y el ingreso en la universidad te hacen crecer, convertirte en una persona adulta y vivir, probablemente, fuera de tu hogar.
Lo malo de graduarse es que vuelves a tu instituto y te parece que ya no hay nada  tuyo en él.
Lo malo de volver a entrar en el instituto es ver cómo tu sitio ya lo ocupa otra persona y ves cómo todos los rincones te hacen ver recuerdos que son de una época que ya no vuelve nunca más.
Cuando llegó mi antiguo mañana, es decir, mi presente, me pilló un poco desprevenida, pero porque hacia los cambios hay que ir con el pensamiento de que crecer, es vivir.
Y que no hay que estancarse, porque de nada sirve, hay que disfrutar cada etapa y dicen, que la que estoy viviendo ahora, es la mejor.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Un error, quizás


Quizás la clave esté en Sabina.


Y no me refiero a escuchar toda su discografía, he escuchado mil discografías completas y, en todas y cada una de ellas, había una canción que conseguía hablar de ti, resulta irritante.


Pero la clave puede estar en el gran Sabina, pues aún no han pasado 500 noches y por ello no he logrado terminar de olvidarte. 

Cierto es que en 19 días te olvidas "aparentemente", te haces el fuerte y de la puerta para afuera ya lo has olvidado todo. 

Pero la clave está en las noches, no he pasado 500 en tu ausencia aún.

Puede que esa sea la solucion, esperar más noches.

Pues sí, quizás sea eso lo que realmente tengo que aprender del maestro.

Tardaré en aprender a olvidarte unas cuantas noches más.

Sí, eso será, y cuando acabe el aprendizaje ya no te recordaré.


¿Qué pena, no? Tanto para NADA.


Quizás también sea para ti la canción "Corazón Partío" de Alejandro Sanz. Sí, seguramente tú, con tu especial manía de arreglarlo todo, le arreglaste el corazón y después te marchaste, como haces con todo el mundo. 

Quizás seas el tesoro por el que Bruno Mars canta en su canción.

Quizás seas la razón por la que miles de compositores, poetas y escultores crean magnificas obras de arte.

Quizás seas la perfección que buscaba Miguel Ángel en su David.

Quizás seas quien hace posible el enigma de la sonrisa de la Gioconda. 

Quizás seas la esencia de todos los dramas románticos que tanto me gustan ver.

Quizás seas ese poquito de mal dentro del bien de la teoría del yin y el yang .

Quizás seas, junto con tu sonrisa y tu mirada, el motivo del cambio climático.

Quizás seas el olor a mojado tras la lluvia o quien crea el arcoiris.

No sé.
Quizás seas todo y nada a la vez, por eso me está costando tanto la tarea de olvidarme de ti.

Pero hay algo que sé con certeza,
 y es que eres un error para todo el que te conozca.
 No eres más que un error.

-a RSM

miércoles, 29 de julio de 2015

Cuando llegue el día

Llegará el día en que vuelva a encontrarme contigo. 

Lo sé, el destino es caprichoso y, tarde o temprano, volverá a cruzarnos.
Pero... ¿qué pasará ese día? 
¿qué harás? O ¿qué haré yo? ... 
Mejor dicho: ¿qué haremos?

Yo me conozco y sé que en el momento en que te vea me paralizaré sin saber cómo reaccionar. Me convertiré en una piedra y no podré moverme en absoluto. Posiblemente, si no estoy sola, haré como si nada y seguiré hablando o lo que sea.
Pero... ¿y tú? 
No sé qué harías tú. Creo que tú harías como si yo no estuviese y pasarías de largo. Es posible también que me mires y que al verme tan agusto, tan curada, te escueza.
Puede que optes por hacer como si nada y saludarme, matándome por dentro. Pero ese no es tu estilo.Eres más de hacer daño lento y doloroso. 
Así que puede que optes por pasar cerca de mi, para que tu olor me invada y comprobar mi reacción, pero ya eso no funciona, y también te escocerá.
Por lo que he de decirte algo.
Aunque algún día vuelva a cruzarnos, fugazmente, el destino, ya no pintas nada en mi vida, por eso será fugaz.
Mi vida ya recompuesta ha rellenado los huecos que dejaste y ha sanado todas las heridas que quedaron tras tu marcha. Quédate con tu nueva vida, pues no cambiaré nada para que tu vuelvas a entrar.
Y yo haré lo mismo, quedarme con mi nueva vida y, 
tranquilo, que nadie muere por nadie. 
Y tú y yo no seremos los primeros en hacerlo.

miércoles, 15 de julio de 2015

Y entonces, me cansé

Ya me cansé.

Me cansé de esperarte.
En realidad no me cansé yo.
Se cansó mi amor propio.
Se cansó mi corazón.
Se cansó mi vida.
Sí, mi vida se cansó de ir a pasos de tortuga esperando que tú volvieras a alcanzarla.
Mi vida se enfadó contigo. 
Sí, se enfadó al verte correr en sentido contrario a ella mientras ella te buscaba.
Yo también me he cansado de esperarte en el banco del parque en el que siempre te encontraba. 
Me he cansado de preguntarme qué hacía que estuvieras lejos de mí, sin encontrar respuesta lógica.
Ya que no tiene lógica que no quisieras seguir a mi lado.
Me cansé de ver tus fotos y de recordar nuestros recuerdos comunes para hacerme daño a mi misma.
A nadie le gusta sufrir gratuitamente. 
Yo no iba a ser menos.
En general, me cansé de ti; de tus juegos de huidizo y de todo lo relacionado contigo.

Pero sólo porque recordé que con lo que no está, no se cuenta.

miércoles, 8 de julio de 2015

Cambios que, inevitablemente, te cambian

Es sumamente impresionante como cambia todo en poco tiempo... 

En menos de un segundo te da un giro la vida sin poder evitarlo, ni para bien ni para mal. 
El mundo gira constantemente, sin que nos demos cuenta, sin embargo, un simple giro en nuestra vida nos duele y nos asusta.
El ser humano, hasta el más desfasado, es un animal de costumbres y cuando algo cambia en su modo de vida se asusta, como se asusta un ciervo al notar al león; se siente aturdido y perdido, como un pez en la montaña. 
Y eso es así, no nos gustan los cambios, de hecho, nos aterran. 
Por ello, cuando algo cambia, cuando creces de sopetón, y ves lo distinta que es la vida de independiente, te agarras todo lo que puedes a la vida de pequeño, sin darte cuenta, de que ese, verdaderamente, no es el camino adecuado.
Por eso nadie acepta de buen agrado una mudanza o el hecho de tener que volver a empezar de nuevo en otro lugar porque los grandes cambios nos dan miedo.
Lo grave es que nadie ve que vivimos agarrándonos al pasado siempre, aunque sea un poco. Y siempre añoramos el ayer, sin darnos cuenta de que el hoy es lo que importa.


Cuando lo único que debemos agarrar el presente,
 y disfrutar de las vistas.

miércoles, 1 de julio de 2015

Nunca es tarde

Depende del punto en qué lo quieras ver tiene razón o no este título.


Pero yo aún no puedo verlo de manera negativa por más que me esfuerce.

He de decir que nunca es tarde, para casi nada en esta vida, y que yo estoy dándome cuenta ahora de ello.
Nunca esa tarde para conocer personas nuevas -no gente, sino personas- a las que querer y que te quieren y que están ahí para ti.
Al igual que nunca es tarde para vivir mejor, para darte a ti mismo una oportunidad y perdonarte a ti mismo, para así poder encontrar la felicidad y paz contigo mismo.
De la misma manera que nunca es tarde para ser valiente y enfrentarte a  tus miedos, desaciéndote de la cobardía que te reprime.
Tampoco es nunca tarde para alzar la voz por ti o por todos, levantarte y luchar por lo que quieres y por lo que sientes.
Igualmente, nunca es tarde para lograr tus metas, para alcanzar tus objetivos o tus sueños, porque los sueños son para hacerlos realidad.
Nunca es tarde para arrepentirte y enmendar tus errores,puesto que, rectificar es de sabios, y el saber no ocupa lugar.


En definitiva, haz siempre lo que quieras, puesto que nunca es tarde para nada, o casi nada. 
Así que,
 por si acaso, 
empieza a hacer lo que nunca antes 
te has atrevido a hacer.

miércoles, 17 de junio de 2015

Recuerdos para olvidar


Te echo de menos en cualquier parte:

En los paseos por la orilla del mar

En el vacío paisaje de mi habitación
En las fotos en que no sales conmigo

En los cafés de desayuno, sin café
En el invierno con tus manos frías
En el verano con mis manos tibias

En mi, ahora, aburrida casa
En ese viejo sobre que está en el fondo de mi baúl 
(para que me dé pereza volver a sacarlo) ...

Te echo de menos por tu particular forma de ver el mundo. 
Pero eso no es todo.


Te quise como ya no estaba de moda:

Como Julieta a Romeo.
Como los poetas del Romanticismo.
Como esos amantes que se mandaban cartas de amor furtivas.

Como, al parecer, tú no querías que te quisiera, en definitiva.

Ya no miento si te digo que no recuerdo el color de tus ojos, ni el de tu risa;
no recuerdo el sonido de la lluvia, ni que te gustaba que lloviese;
ya no recuerdo la melodía que hacías con tu forma de hablar, ni qué me provocaba ésta;

pero...recuerdo que me pillabas todas las mentiras,
que fueron pocas.
Recuerdo tu cara feliz cuando me veías despertar.
Recuerdo como antes mi corazón latía con normalidad,
aunque ya no lo haga.

Recuerdo todos los planes, absurdos, de futuro que teníamos.
Recuerdo tus falsas promesas de amor.
Recuerdo que no te gustaba esperar...
y, por ello, decidiste no esperarme y huiste, sin mí.
Por eso mismo, ya no te hablo de amor, ni de odio
eso, sería sentir y ya no siento,
ya eres pasado
o lo que es lo mismo,
r e c u e r d o
y, precisamente por eso, estoy dejando de recordar...

porque estos recuerdos me resultan, necesariamente,

recuerdos para olvidar.

miércoles, 10 de junio de 2015

El que lucha, gana

Lo decía el gran Einstein: “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo", y es bien cierto.

No somos plantas, podemos movernos y, de hecho, debemos movernos. 

Tenemos la capacidad de cambiar constantemente lo que nos desagrada pero, aún así, a veces, no lo hacemos.
Podemos modificar todo aquello que nos parezca mal, todo lo que no sea como queremos, y aún así, no lo hacemos.
El quid de la respuesta es que nos enseñan a conformarnos, nos hacen conformistas desde pequeños para que no demos problemas, pero no se dan cuenta de que lo que hacen es quitarnos auge y fuerza para el día de mañana. Con esos valores conformistas nos empujan a ser parte del rebaño, a ser uno más entre tantos, una pieza más del puzle. Y los que realmente son recordados no son los conformistas, sino los que se salen del plato y se mueven para conseguir lo que quieren.
A la mierda el conformismo.
No seré yo quien se conforme...

Una persona sabia me enseñó que el que “el que sufre lucha y el que lucha gana", lo que quiere decir que tienes que ir a por tus metas y a por tus objetivos y conseguirlos, cueste lo que cueste.
Para conseguirlo no puedes conformarte con lo que sea, tienes que moverte y tienes que probar todas las formas posibles hasta conseguirlo, tienes que ponerle valor y alma y así conseguirás todo lo que quieras.
Porque cuando te superas, 
cuando logras tus propósitos y tus metas 
te sientes mejor contigo mismo 
y te ves más capaz para seguir con algo,
 aún más fuerte.