miércoles, 9 de agosto de 2017

Escóndete. Escapa. Huye.

Escóndete
pero déjame pistas para poder encontrarte. No me lo pongas difícil.
Escóndete
y déjame por escrito dónde estarás, pero hazte la sorprendida 
cuando te encuentre e intenta escaparte de mí.
Inténtalo
pero déjame atraparte con un abrazo y hacer que se detengan tus nervios y el tiempo.
Escóndete y escápate de mí
pero siempre para que te encuentre y te atrape
Hazlo para que cuando de contigo te coma a besos y te mate a cosquillitas en la barriga.

Huye de mí
Para que te busque. Para que compruebes que te seguiría a cualquier parte.

Huye siempre que lo necesites, siempre que tengas dudas...
pero cuidado, te daré al encuentro enseguida aunque no me dejes pistas, 
para que recuerdes que te quiero.

Escápate. Escóndete. Huye.

que te voy a encontrar porque, vayas donde vayas, tu corazón me llama.
Porque, aunque te escondas, escapes o huyas; siempre podré dar contigo.











miércoles, 2 de agosto de 2017

Inevitable

No puedo evitar sonreír cuando hablo de ti.

Al igual que no puedo no estar feliz cuándo estás a mi lado.

No puedo evitar querer que la marca que me has hecho en el corazón se vea reflejada.

Y es que hace demasiado tiempo que no sentía una conexión tan real, ni tan pura y pensaba que no podía conectar tan bien con alguien sin que se fuera.

Pero desde el minuto uno 
me empezaste a partir esquemas 
en lo que mis manos 
intentaban arreglar tu espalda.

Entraste por la ventana cargada 
de canciones en las que te meterías 
para que me recuerden a ti; 
de miradas que leen el alma; 
de inspiración pura; 
de palabras que se ganan más mi amor cada día;
de promesas que empiezo a creer 
que se pueden cumplir y 
de sonrisas que matan demonios.

Viniste a asegurarme que, 
de ser necesario, 
te tirarías de lleno al fuego por mí.

Viniste para creer en mí y 
convertirte en una pequeña musa para 
esta aprendiz de poeta.

Desde que llegaste, 
los días tienen una luz diferente si estás a mi lado, 
o si te siento a mi lado.

Desde que estás aquí el mundo es más maravilloso.

Y quiero quererte para siempre porque sí, 
porque he entendido que no hay mejor motivo 
que la paz cuando veo asomarse tu sonrisa.

Y quiero quedarme a tu lado y 
que me cuentes tus secretos 
mientras te hago cosquillitas en la cabeza 
y que me leas en los ojos lo importante que eres 
en este desconfiado corazón.

Y quiero protegerte de todo el daño que pueda y que, 
aunque me conozcas de sobra, y veas todo lo feo que llevo aún dentro, 
prefieras quedarte aquí.

Quiero que te des cuenta de que ya eres de aquí dentro 
y que no quiero dejar de quererte 
y mucho menos que tú dejes de hacerlo.

Por ello celebro por ti, 
por tu llegada, 
por tu incondicionalidad, 
por tu sonrisa salvadora, 
por tu inspiración, 
por tu magia 
y por tus sentimientos.

Te quiere,
tu aprendiz de poeta






miércoles, 26 de julio de 2017

Si volviera a nacer

Sinceramente, si yo volviera a nacer cometería los mismos errores;
caería en las mismas trampas;
dejaría que me volvieran a hacer el mismo daño...

No cambiaría absolutamente NADA

Y, es que, si volviera a nacer me aseguraría de tomar los mismos pasos y decisiones...
Todo por volver a encontrarme contigo.

Y al encontrarte haría exactamente todo igual,
al menos al principio,
luego, quizás, aprovecharía aún más el tiempo a tu lado.

Es que aunque volviera a nacer mil veces más, te buscaría en todas ellas.

Volvería a ti de la misma forma, en el mismo momento,
con la misma sonrisa, con las mismas ganas de conocerte.

Si volviera a nacer me daría el lujo de repetir todos los momentos buenos,
pero también los malos (que son menos)
porque con cada discusión sólo estamos aprendiendo a querernos más.

Si volviera a nacer quizás llevaría mejor esta maldita distancia 
que se empeña en estar medio y 
a la que vamos dando esquinazo cada vez que podemos.

Si volviera a nacer volvería a mimarte;
a escribirte; 
a hacerte fotos con mi cámara;
a observar cómo te despiertas;
cómo tomas café;
cómo te vistes;
cómo escuchas cuando te leo...

Si volviera a nacer volvería a sentir.
Si volviera a nacer ,
sólo tengo claro,
que te buscaría a ti.


























miércoles, 19 de julio de 2017

Carta de solicitud

Déjame desojarte pétalo a pétalo, pequeña flor.

Permíteme hacerte sentir la magia que tú irradias con cada mirada, con cada sonrisa.

Déjame abrazarte hasta romperte y recomponerte pieza a pieza con mis palabras.

Permíteme acariciar tu piel de tercipelo y seda para calmar tu corazón.

Déjame escribirte hasta que se me agoten las fuerzas
e inspírame hasta el último de mis días.

Permíteme ir de tu mano en este camino que me ha tocado
y no me sueltes por mucho que el diablo te tiente a hacerlo.

Déjame gritar al mundo que eres mía mientras lo recorremos
y mientras nos lo comemos.

Permíteme quedarme en tu vida, yo no quiero que te muevas de la mía.

Déjame demostrarte que, como yo, nadie te puede querer
ni cuidar porque hace tiempo que formas parte de mí.

Permíteme decirle a la Luna que jamás conseguirá hacer tu sonrisa
tan bonita como la haces tú.

Déjame ser tu mayor apoyo,
tu compañera de viaje
tu confidente,
tu conciencia,
tu poeta,
tu fuerza 
y tu debilidad.

Permíteme disfrutar contigo la vida, pues sin ti no hay forma.

Permíteme tomarte de la mano y acompañarte así,
con mi amor y protección,
toda la vida.

Permíteme, finalmente, quererte sin más, sin condiciones...
bueno, una única condición:
que me quieras y quieras seguir
haciéndolo, por siempre jamás.



















































miércoles, 12 de julio de 2017

tan tuya. tan mía. tan nuestra. P.2

Cómo te atreves a culparme de cambiarte la vida...
cómo si fuiste tú la primera en darle un giro de 180º a mi vida
hasta quitarme toda la oscuridad.

Cómo quieres que no llame inspiración a la persona que consigue sacar de mí los mejores versos
las mejores ideas,
las mejores sonrisas
los mejores momentos

Cómo te atreves a llegar con la espalda rota, pero con esa sonrisa 
tan tuya, tan mía, tan nuestra
capaz de romperme todos los esquemas.

Cómo te atreves a mirarme con esos ojitos miel y matar todos los demonios;
descodificarme el alma y
dejarme sin miedos.

Cómo te atreves a venir a dejarme sin palabras, ahora, que llevo 20 años sin callar.

Cómo te atreves a hacer sentir a un corazón que se conformaba con pasar desapercibido, que latía por obligación.

Cómo te atreves a ser tan mía, tan mía tan mía; que te llevo grabada conmigo.

Cómo te atreves a estar conmigo cuando no lo estás
o a hacer de cualquier sitio el lugar más bonito del mundo
con tu mera presencia.

Tú no pediste esto...
A mí me cogió por sorpresa...

Ahora sin ti no vivo.
Ahora sin ti no sé vivir.

Así que sigamos sintiendo
viviendo
latiendo
queriendo...
pero la una a la otra.











miércoles, 5 de julio de 2017

La diferencia


 Siempre he tenido unos gustos diferentes y unas preferencias de ocio poco comunes.

Desde pequeña sé disfrutar y valorar estar en mi propia y exclusiva compañía. De hecho, aunque me considero extremadamente sociable, siempre he marcado mi espacio y tiempo personal como algo sagrado.
Pero eso me convierte en "rara", ya que no es muy común eso de llevarse tan bien con uno mismo, tal y como yo me llevo conmigo misma. 

Siempre he disfrutado de una tarde de lluvia con una mantita y un buen libro o una buena peli;
de un atardecer en septiembre junto a la orilla del mar;
de tumbarme con cascos y oir música tras un día de estrés;
de las sonrisas sinceras que me regalan mis seres queridos;
de los detalles tan pequeños como un "te quiero" en el espejo;
de la brisa de las noches de verano;
del olor a chimenea o a tierra mojada...

Siempre me ha gustado sentarme de espalda al sol en otoño para sentir su frágil calidez treparme por las vértebras, a la vez que la brisa fresca me roza la cara.

Jamás podré explicaros lo que me inspira sentarme a leer o escribir en cualquier banco de cualquier parque mientras oigo a la naturaleza que me rodea.

No obstante, jamás me he autodenominado "rara", de hecho, no creo que lo sea. Yo me considero "diferente".
Lo raro es que el resto de gente no se permita difrutar tanto como yo de lo que realmente les gusta.

miércoles, 28 de junio de 2017

Mi ventana

Todas las mañanas, desde que no estás cerca...
todas, sin excepciones,
                                                                nada más despertar
                                                                       voy a mirar por mi ventana.

Sí, lo hago todos los días desde que te fuiste.
Te preguntarás para qué.
Hasta yo me lo pregunto, a menudo.

No obstante, no sabría dar una razón ni lógica, ni acertada.

A veces, creo que es una manera de buscarte, de sentirte más cerca.

Cuando despierto y voy a mirar por mi ventana, 
              recorriendo los mismos cinco pasos que tú, 
                                              te siento en casa de nuevo.

Y creo que cuando lo hago lo único que busco 
es conocerte más y me paso un buen rato
buscando qué es  lo que tanto te gusta
de estas vistas, tan corrientes, que hay en mi ventana.

Creo que lo único que hago al mirar por la ventana
es preguntarme por qué
te gustaba tanto pasar ratos
observando el exterior invernal del que nos refugiábamos 
mientras yo desprendía el calor de la primavera de Mayo,
suficiente, para aliviar nuestro gélido Enero...

Hay días que veo lo que hay a través de mi ventana
               y te mando una foto adjunta a tus buenos días
                    para que esboces esa sonrisa nada más despertar
como cuando me sonreías a mí cuando volvías de mirar por la ventana.

Siempre he creído en (tu/la) magia
                           y creo que, realmente,
                               lo que hacías al mirar por la ventana
                                   era comprobar que todo seguía su ritmo
                                              que podías tumbarte un poquito más a mi lado.

Sólo comprobabas que el mundo seguía en pie,
que tu magia no era necesaria fuera, pero sí dentro.
Y, por ello, volvías a mi lado          
a que te mimara, un ratito más
para tener magia para todo
lo que podía ser el día.
Aunque, quizás, sólo fantasee o te quiera más de la cuenta...
la verdad, es que no lo sé.

Sólo sé que espero impaciente a que vuelvas,
                        a que duermas de nuevo en casa
                                                y mires por mi ventana
                                                    para dejar de hacerlo yo.
















miércoles, 14 de junio de 2017

Me (mal)acostumbré

Ahora, desde que no estás cerca,
leo con la cortina echada 
y en silencio.

Me (mal)acostumbré, supongo,
a leer mirándote en mi ventana.
Me (mal)acostumbre
                     a leerte en voz alta mientras estabas a mi alrededor.                  
Me (mal)acostumbré
a leerte cuando te tumbabas y me usabas de almohada.
Me (mal)acostumbré 
a mirar como analizabas letra a letra todo lo que te leía,
sobre todo, si eras la protagonista.
Me (mal)acostumbré
a poder leerte todo lo que te escribía, cuando lo hacía.
Supongo que me (mal)acostumbré
a tenerte cerca para todo en poco tiempo.

Sólo a una loca se le ocurre acostumbrarse a ello, pero no quisiera ser una cuerda...

Las cuerdas atan, y yo,
             yo te quiero libre
                     que vueles y que
                             pudiendo estar
                                 en cualquier parte del mundo...
siempre prefieras volver a casa.

No te quiero pedir eternidades,
ningún ser humano puede darla
así que tú tampoco; 
y no te lo voy a pedir.

Sólo te quiero pedir minutos.
Y quiero que me regales minutos
de sonrisas,
de abrazos,
de mimos,
de "te quiero" con la mirada,
de cabreos (de vez en cuando, por equilibrar)...
Me (mal)acostumbré
a observar cómo lo hacías todo                    

Eso también me hace feliz, como
tu forma de comprobar que el mundo sigue en su sitio por las mañanas
tu forma de reírte a carcajadas inundando de felicidad todo
tu forma de hablar mimosa
tu forma de tomar café
tu forma de vestirte
tu mal genio
la sonrisa en tus ojos..
Definitivamente, 
me malacostumbré a ti,
es decir, a quererte a ti
y hacerlo de cerca.





















miércoles, 7 de junio de 2017

El efecto del café

"Verte tomar café es como 
ver los primeros rayos de sol
tras una noche en vela
esperando al amanecer"
Hay pocas cosas que hagan brillar tus ojitos miel de forma que me de hasta envidia...

El café es una de ellas 
y es tal el sentimiento que me provoca tu reacción cuando tomas un buen café...
que no soy capaz de privarme de verte tomarlos.

No sé si podré hacer que lo entiendas y tampoco sé si algún día seré capaz de reflejarlo como me gustaría porque hay cosas que hay que sentirlas para entenderlas; hay que verlas  para darles formas... y esta es una de ellas.

Cuando coges tu café con tus manitas y lo notas caliente...
          empiezan a despertarse tus nervios y puedo notarlo sólo mirándote los ojitos.

Luego le pones su respectiva sacarina o azúcar y
           lo mueves con mimo hasta que se disuelve en tu café.

Después con esa delicadeza de pajarito que posees,
te lo acercas a los labios y lo pruebas.

Dos opciones:
1. No te gusta y se acabó la magia.
2. Te gusta y la magia continúa con
cada trago y se te escapan todo
el tiempo valoraciones sobre lo   
bueno que está.

Y es que no puedo explicar cómo te iluminas
                                  cuando ves tu amado Starbucks y no te castigo con un:
"Ya está bien de café por hoy".

Creo que el café es parte de tu esencia, 
tanto que es lo que se encarga cada mañana de despertar tus nervios
esos a los que yo luego tengo que calmar.

Si fuera egoísta...
si no te quisiera tanto como lo hago...
te daría café siempre que lo pidieras porque es para mí un regalo
ver con la felicidad y delicadeza con la que te tomas tus cafés.

Aunque depende del café que sea...

El primer café de la mañana es el que te empieza a despertar 
y hace que se te quite la carita de recién levantada 
que tanto me gusta
El segundo café te va poniendo a tono
y tus nervios se van despertando poco a poco.

Y el tercero... es el que termina de activarte
del todo para empezar el día

Comprarte café es como regalarle a una niña pequeña sus golosinas favoritas...
es asegurarme que vas a esbozar una de esas sonrisas que me salvan los días...
es como regalarme un libro a mí...

Por ello te hice la foto bebiendo café porque, cuando lo bebes,
                            tu magia resplandece todo e iluminas aún más el mundo.

En definitiva, verte beber café es para mí un regalo.
Y puede que cualquier otra persona no lo vea
pero es que a los otros tu felicidad no 
hace la suya.
Sin embargo, a mí, tu felicidad
me hace feliz.







































miércoles, 31 de mayo de 2017

Quien te haga reír hasta dolerte

Coincidíamos en tantas cosas que estaba segura de que iba a salir todo bien.

No puede salir mal algo cuando hay un porcentaje de cosas en común tan grande....

No podía evitar estar segura porque cada vez que te miraba a los ojos algo me decía:
"Calma, aquí vas a estar bien. Tranquila."

Y es curioso porque tú eres un terremoto, 
                                                    pero me calmas.

Eres un terremoto
pero te calmo y te acurrucas en mi abrazo protector
para calmarte y refugiarte de todo.

Una vez me dijeron:
"Quédate con quien te haga reír. Cierra los ojos, piensa quién es la última persona que te ha hecho reír hasta dolerte... ¿Lo tienes? Mírale a la cara y no le dejes marchar"

Y estaba claro, sólo podías ser tú, no podía ser nadie más. 
Reír contigo es una auténtica explosión de felicidad.

Eres tú, con ese corazón (tan precioso como tu carita) 
                     con esos nervios implacables
                             con esas ganas de comerte el mundo...
                                                         eres tú quien quiero a mi lado
                                                                                      pase lo que pase
                                                                                            o sea donde sea.