miércoles, 25 de marzo de 2015

Y ya no te afecta

Te has curado del daño.


Te has curado las últimas heridas que te provocaron y te provocaste tú no dejándolas sanar bien e infectando tus heridas, al hurgar en ellas por ti mismo. Pero ya estás sano, sí, al 100%.

Te das cuenta de que ya estás bien porque ahora sonríes de verdad, quiero decir, ahora estás realmente contento. Sonríes porque eres feliz y no para que crean que lo estás. Sonríes porque tienes motivos para hacerlo, porque ahora sí te apetece.

Ya los recuerdos no te hacen daño, ya no te sientes tan idiota al pensar que diste todo de ti y que te quedaste sin nada porque ahora vuelves a tener toda la recarga, vuelves a estar completa, hasta el más pequeño ápice.

Ahora, las fotos, no te hacen querer volver al momento o querer llorar, no, ahora te sacan una sonrisa y frases como: “fue un día precioso" o “qué buenos momentos" o "eso fue de diez".

Ya no te entristece nada que provenga de ello porque te has dado cuenta de que no lo necesitas, de hecho, no necesitas nada, eres feliz por ti, te has reconstruido, como siempre has hecho, pero esta vez, lo has hecho bien.

Te has vuelto a construir, y te has hecho grande y fuerte, tan fuerte que difícilmente puedan volverte a romper una de las murallas de tu fortaleza. De un material que aún no han inventado, un material a prueba de balas, de puñales, y de palabras, entre otras bombas. Más resistente que un búnker, grande y fuerte como tú solo. Y es así porque te has reconstruido tú, independiente, sin nada más que tu esfuerzo, sin nada más que tú, sin basarte en nada que no fueras tú.
Así, ahora, tu felicidad es plena, y lo es porque no se la piensas dar a nadie.

No, esta vez no, esta vez te la vas a quedar para ti, en exclusiva.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Como la vida misma


Te das cuenta de que la vida es realmente maravillosa.


Al fin, ves el sol tras la tormenta. Como dice la canción: “Qué bonita la vida", y qué gran verdad que es, pues la vida es preciosa.
Te das cuenta de esto con las buenas noticias; en los buenos momentos... y no nos damos cuenta de que los malos son estrictamente necesarios para que realmente disfrutemos los buenos. Y, de esta manera, nos maravillemos ante tan preciosas causas que nos provocan una subida de alegría y energía tales que podrías incluso volar, de hecho, notas como si flotases entre nubes,  como si fueras un ser etéreo, como si levitases...


Y notas lo bien que te sienta la felicidad y ves cuan necesaria ha sido la tristeza para que ahora valores esto; para que valores las cosas buenas y sonrías, con buen motivo, y no para esconder la tristeza. Así como lo haces cuando algo te atormenta o te ha quitado la felicidad de golpe, así, porque sí.
Llámalo Dios, kharma, destino, energía... o como quieras, pero yo lo llamo VIDA, y la vida ahora vuelve a sonreír. 


O, mejor dicho, a sonreírme.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Bienestar

Y sí, es cierto: estás bien, notas que ha pasado la tormenta y que empieza tu calma.
A lo lejos divisas un precioso arcoíris, y es solo para ti. 
Empieza a salir el sol que estaba tras las nubes, producto de tu confusión y de tu tristeza, para dejarte ver las cosas con luz y color, de manera clara. 

Ahí descubres que tu invierno de tristeza ha acabado y que empieza tu hermosa primavera. Una primavera florida de gente que te suma, que te llena, que llega de manera improvisada para quedarse. Una primavera en la que no estás dispuesta a estropear, ni una sola flor, y menos aún, un rayo de sol.

Sabes que vas a disfrutar esta primavera, esta pequeña tregua que te planteas a ti mismo. Lo sabes porque es lo que llevabas esperando un tiempo conseguir, de hecho, anhelabas conseguirlo.
¿Y lo mejor de todo? Lo mejor de todo es que ahora, tu felicidad está en tu mano, y no se la vas a dar a nadie. 
Ahora, al fin, has comprendido que solo tú puedes manejarla y que solo tú puedes hacer que continúe en tus manos.

martes, 3 de marzo de 2015

Vuelves a caer en lo mismo, una vez más

Eres débil, sólo eres un ser humano, y como tal, eres débil. 


Por ello, recaes en lo mismo reiteradamente.


Recaes en volver a intentar solucionar algo sin solución posible, en intentar volar sin alas; en intentar comerte el mundo, sin darte cuenta de que olvidas que se te queda demasiado grande y que no es posible; en intentar no pensar en cosas, que realmente son inevitables y dolorosas...

Recaes... volviendo a herirte tú mismo.

Vuelves a hacerte daño esperando una respuesta que no va a llegar, pidiéndole tiempo al propio tiempo, a sabiendas de que no te lo va a dar.
Te hieres y te duele, más que si te hubieses abierto una herida en la piel; más que cualquier dolor físico, puesto que los sentimientos te destrozan el alma, y para esta no hay cura válida, ya que para el alma no existen medicamentos, ni tiritas.
Los malditos demonios que guardas se desatan y ya sólo puedes doblegarte, ya el único camino que queda es la rendición, y una vez estos se cansen de torturarte, volver a encerrarlos bajo llave, pero como ya he dicho, salen cuando quieren. De hecho, cuando menos esperas, salen de nuevo, para volver a hacerte sufrir.

¿Se lo vas a permitir?