Nieva y siento que el mundo me quiere recordar
que esta ciudad es tan nuestra como la luna.
Está nevando como aquel día de enero
en el que decidimos que la vida era más bonita
si la mirábamos desde mi ventana.
La nieve se va posando en mí, tan delicada y fría como tus manitas;
tan blanca como la luz que tú has puesto a mi vida
dándome una tregua de mí misma.
Qué bonita y triste la nieve de aquí,
cuando no estoy en casa (es decir, contigo).
Añoro aquel enero blanco en casa en el que el frío te hizo quedarte en mi calor;
en el que mi calor te hizo sentir en casa;
en el que tú, con tu lector de miradas y tú confianza
te instalaste en mi corazón y
te anclaste tan fuerte en mí
que ahora ya no hay vida
si no estás.
Añoro aquel enero cómplice en el que se acabaron los secretos y las penas
por qué tú te instalaste en mí para siempre haciéndome creer de nuevo.
Enero y nieve confidentes de lo que la vida unió al enlazar nuestros caminos.
Tú y yo
Tal para cuál
Imperfectas perfectamente complementadas
Frío y calor
Silencios y miradas
Guerra y paz
Iguales y opuestas
Locura y cordura
Abrazos y besos
Risas y lágrimas contenidas...
Tú y yo
Simplemente eso,
en plena esencia,
aquel enero blanco.