miércoles, 24 de febrero de 2016

Diógenes Sentimental

Anoche, mientras bailaba en un antro, como siempre he hecho, te vi.

Pero no eras tú, sino tu recuerdo.
Por un momento, quise volver a sentir cómo nos fundíamos en un mismo son.
Recordé esa manera tan peculiar que tenías de agarrarme la cintura para que la armonía reinara en nuestros pasos.

Pero, después, me pasó que oí tu voz en mi mente.
Oí la melodía de tus palabras sonar de nuevo en mi mente. 
Pero las palabras que me gustaba oír, las de amor.
No las palabras de reproches o de mentira que no me gustaban recibir.

Mientras paseaba por la calle, te olí, olí tu aroma a mi alrededor.
Recordé cómo ejercía un poder hipnótico en mí.
En ese momento te busque es mis alrededores, pero no era más que otra persona que trataba de suplantar tu olor.

También me pasa que no puedo pasar por ciertos lugares.
Ya que en ellos, me inundan recuerdos que están en mi mentey no deben salir de sus sitios.
De hecho, me arrinconan y no hay escapatoria.

Y, así, una larga cadena que me lleva a almacenar cientos de sensaciones, recuerdos, experiencias que ya, al fin y al cabo, no me llevan a ningún lugar. 
Cientos de cajas de recuerdos y pensamientos que me han hecho crear una especie de diógenes emocional de la que no soy capaz de salir.

Espero no quedarme atrapada dentro de esta maraña 
y que alguien me saque de aquí, pronto.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Sin título

Nunca nada me supo tanto a zumo de limón.

Nunca estar en mi sitio me resultó tan desagradable.
Nunca estar en familia hizo tantas llagas.
Al principio, pensé, sería cuestión de unos días negros.
Los días negros se convirtieron en semanas negras.
Pero las semanas llegaron a ser meses.
Cuando la pérdida es de tu propia sangre, no se mira con los mismos ojos.
Cuando lo que se te va es un trozo tan grande de tu vida, no existe solución.
¿Sabéis
Creía, verdaderamente, que nunca me pasaría.
Que simplemente no me llegaría a mí tal momento.
De repente, la vida va y te quita un muro de carga.
Y el edificio se derrumba por completo en efecto dominó.
Cada vez cuesta más trabajo recomponer el edificio.
Cada vez hay menos apoyos sobre los que levantar el techo.
Cada vez flaquean más las fuerzas.
Quiero pensar que, en cualquier momento, el negro pasará a ser, simplemente, oscuro.
Que poco después del oscuro, pasará al gris.
Y, una vez pasado por el gris, llegaá el color y la luz.
El problema está en que por dentro, está negro pero, por fuera, parece que hay color.
La cosa es que yo sonrío porque, en estos casos, llorar es lo más fácil.
Y a mí me gustan los retos

miércoles, 10 de febrero de 2016

Destruye las salidas

Cariño, te dije que nunca te dejaría irte de mi vida.

Te dije que nunca te dejaría escapar de mí.
Que te retendría siempre a mi lado.
Mas, te empeñas en ser escurridizo como una lágrima por una mejilla; como una estrella fugaz en la linea del horizonte.
Te empeñas en estar en búsqueda y captura. 
Sin embargo, no te das cuenta, amor.
No notas como yo ya me he cansado de ir tras tu rastro, a buscarte.
Resulta que me he cansado de tu juego de huidizo y de hacerme la encontradiza para que tú sigas encontrándote a mi lado.
Y es cierto que te dije que nunca te dejaría ir, y yo no soy de mentir. 
Por ello, rectifico y te digo ahora que si quieres tu libertad, la tienes.
Pero, también, que si quieres quemar todos mis puentes de salida y quedarte dentro para siempre puedes hacerlo.
Que si quieres, puedes hacer volar todas las salidas de mi fortaleza.
Que puedes destrozar todo lo que pudiera hacerte querer irte fuera de aquí.
Aunque también puedes irte y destrozarlo todo a tu paso.
Así que...
Hagas lo que hagas.
Dentro o fuera.
Destruye todas las salidas posibles a tu paso.
Pues si te vas, tampoco quiero que vuelvas.
Está todo preparado...
La decisión está en ti.