Decías amarme como al mar mientras ocultabas preferir la montaña
Pero sólo lo decías.
Creí ciegamente tu falsa verdad.
Quise asumir que era real.
Porque había algo que me insitía en que sería lo mejor.
Había algo que quería creerlo de verdad.
Había algo que me decía que tenía que creerte.
Bajé la guardia y te amé como sólo me había amado a mí.
Me olvidé de amarme para amarte.
Era tan fácil olvidar cosas para hacerlo.
Era tan bonito creer.
Eras la silueta del pecado y la octava maravilla.
Estuve tan cerca de alcanzarlo...
Pero qué estúpido fuiste.
Qué malvado fuiste.
Me dijiste que me amabas como el mar.
Me dijiste que yo era tu sirena.
Pero te sorprendí en una montaña haciendo senderismo, con otra caminante.
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