Todo en esta vida tiene un lado reversible. Ese es el caso del amor.
El amor debe cocerse en un recipiente, en el que no quepan más de dos porciones, a fuego lento. Se necesita añadir a su debido tiempo dosis de: cariño, complicidad, confianza, risas, etc.
Pero debe tenerse especial cuidado porque, en cualquier momento, se derrama algo no indicado y se va todo el trabajo al traste.
El amor es uno de los aspectos humanos más complejos.
El problema base es cuando se acaba, porque el amor, alguna que otra vez, acaba. Y aún peor es que siempre uno de los dos implicados acaba mucho más devastado que el otro. Es exactamente el que acaba más afectado por el huracán del amor el que tiene más difícil una solución.
Aún así existe un remedio:
Llorar ríos, mares y océanos hasta que su alma expulse todo el dolor; unos amigos que siempre estén dispuestos a escuchar, abrazar, mimar, hacer reír o dar cariño hasta asegurarse de que las heridas del corazón están bien selladas; chocolate y otros alimentos compuestos por azúcar en cantidades indecentes; y, por último, reflexionar hasta recordar que, ante todo, el amor debe ser a uno mismo y después a los demás.
-a CFS
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