La ida es un hecho ya irremediable
Aún no consigo asimilar la idea de que en unos escasos meses voy a emprender la que será una de las mayores aventuras de mi vida.
Me da pánico saber que mis pupilas volverán a estar alejadas durante todo un curso.
Se me quedará lejos también una ratoncilla poeta que va de un lado a otro arrasando mientras escribe.
Me dejo mis sonrisas diarias de clase con la pena más grande del mundo. Tampoco me voy a poder llevar a un productor musical y cinematográfico que es un torbellino constante de creatividad y risas.
Se me va media vida a otras partes del mundo a vivir la misma aventura.
Me cuesta pensar que será de mí sin mis hermanas. No me quiero imaginar cómo voy a hacer para que no notar tanto allí la ausencia de mis madres.
Y, sobre todo, me da pena dejarme otras muchas personas que quiero como a mi vida.
Lo que más temo es que, de repente, cuando vuelva, no me queden algunas o muchas de las personas que dejé. Me da miedo volver y no reconocer nada, porque todo ha cambiado.
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