Ahora, desde que no estás cerca,
leo con la cortina echada
y en silencio.
Me (mal)acostumbré, supongo,
a leer mirándote en mi ventana.
Me (mal)acostumbre
a leerte en voz alta mientras estabas a mi alrededor.
Me (mal)acostumbré
a leerte cuando te tumbabas y me usabas de almohada.
Me (mal)acostumbré
a mirar como analizabas letra a letra todo lo que te leía,
sobre todo, si eras la protagonista.
Me (mal)acostumbré
a poder leerte todo lo que te escribía, cuando lo hacía.
Supongo que me (mal)acostumbré
a tenerte cerca para todo en poco tiempo.
Sólo a una loca se le ocurre acostumbrarse a ello, pero no quisiera ser una cuerda...
Las cuerdas atan, y yo,
yo te quiero libre
que vueles y que
pudiendo estar
en cualquier parte del mundo...
siempre prefieras volver a casa.
No te quiero pedir eternidades,
ningún ser humano puede darla
así que tú tampoco;
y no te lo voy a pedir.
Sólo te quiero pedir minutos.
Y quiero que me regales minutos
de sonrisas,
de abrazos,
de mimos,
de "te quiero" con la mirada,
de cabreos (de vez en cuando, por equilibrar)...
Me (mal)acostumbré
a observar cómo lo hacías todo
Eso también me hace feliz, como
tu forma de comprobar que el mundo sigue en su sitio por las mañanas
tu forma de reírte a carcajadas inundando de felicidad todo
tu forma de hablar mimosa
tu forma de tomar café
tu forma de vestirte
tu mal genio
la sonrisa en tus ojos..
Definitivamente,
me malacostumbré a ti,
es decir, a quererte a ti
y hacerlo de cerca.
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