Se me parte el alma en mil trozos cada vez que te veo accidentalmente en cualquier parte.
Me parte el alma ver lo que éramos y lo que ahora somos:
d e s c o n o c i d o s.
Me parte y rompo a llorar porque sé que nunca voy a comprender
que prefirieses irte,
que quisieras un nosotros sin mí...
Que es mejor que me hubieras matado,
habría dolido menos, de verdad.
Pero, claro, a ti no te importa,
no sabes lo que es vivir con un corazón que se niega a funcionar, con una mente que se divierte reproduciendo momentos
que ya están vacíos.
No entiendes qué es dolor y, mucho menos el ajeno.
Aún así ojalá nunca sufras,
ni te hagan lo que tú hiciste conmigo.
Podría ser la octava maravilla
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