Te echo de menos en
cualquier parte:
En los paseos por la orilla del mar
En el vacío paisaje de mi habitación
En las fotos en que no sales conmigo
En los cafés de desayuno, sin café
En el invierno con tus manos frías
En el verano con mis manos tibias
En mi, ahora, aburrida casa
En ese viejo sobre que está en el fondo
de mi baúl
(para que me dé pereza volver a sacarlo) ...
Te echo de menos por tu particular forma
de ver el mundo.
Pero eso no es todo.
Te quise como ya no estaba de moda:
Como Julieta a Romeo.
Como los poetas del Romanticismo.
Como esos amantes que se mandaban cartas de amor furtivas.
Como, al parecer, tú no querías que te quisiera, en definitiva.
Ya no miento si te digo que no recuerdo
el color de tus ojos, ni el de tu risa;
no recuerdo el sonido de la lluvia, ni
que te gustaba que lloviese;
ya no recuerdo la melodía que hacías con
tu forma de hablar, ni qué me provocaba ésta;
pero...recuerdo que me pillabas
todas las mentiras,
que fueron pocas.
Recuerdo tu cara feliz cuando me veías
despertar.
Recuerdo como antes mi corazón latía con
normalidad,
aunque ya no lo haga.
Recuerdo todos los planes, absurdos, de
futuro que teníamos.
Recuerdo tus falsas promesas de amor.
Recuerdo que no te gustaba esperar...
y, por ello, decidiste no esperarme
y huiste, sin mí.
Por eso mismo, ya no te hablo de amor, ni de odio
eso, sería sentir y ya no siento,
ya eres pasado
o lo que es lo mismo,
r e c u e r d o
y, precisamente por eso, estoy dejando de recordar...
porque estos recuerdos me resultan, necesariamente,
recuerdos para olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu granito de arena