Lo decía el gran Einstein: “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo", y es bien cierto.
No somos plantas, podemos movernos y, de hecho, debemos movernos.
Tenemos la capacidad de cambiar constantemente lo que nos desagrada pero, aún así, a veces, no lo hacemos.
Podemos modificar todo aquello que nos parezca mal, todo lo que no sea como queremos, y aún así, no lo hacemos.
El quid de la respuesta es que nos enseñan a conformarnos, nos hacen conformistas desde pequeños para que no demos problemas, pero no se dan cuenta de que lo que hacen es quitarnos auge y fuerza para el día de mañana. Con esos valores conformistas nos empujan a ser parte del rebaño, a ser uno más entre tantos, una pieza más del puzle. Y los que realmente son recordados no son los conformistas, sino los que se salen del plato y se mueven para conseguir lo que quieren.
A la mierda el conformismo.
No seré yo quien se conforme...
Una persona sabia me enseñó que el que “el que sufre lucha y el que lucha gana", lo que quiere decir que tienes que ir a por tus metas y a por tus objetivos y conseguirlos, cueste lo que cueste.
Para conseguirlo no puedes conformarte con lo que sea, tienes que moverte y tienes que probar todas las formas posibles hasta conseguirlo, tienes que ponerle valor y alma y así conseguirás todo lo que quieras.
Porque cuando te superas,
cuando logras tus propósitos y tus metas
te sientes mejor contigo mismo
y te ves más capaz para seguir con algo,
aún más fuerte.
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