Lo admito.
Te necesito.Te necesito tanto como mi corazón al sístole y al diástole para mover mi sangre.
Te necesito tanto como mis pulmones al aire que respiro.
Te necesito tanto.
Podría incluso decir que soy dependiente.
Soy dependiente de tus ojitos miel que me matan.
Soy dependiente de tus miradas que hablan más que tú boca.
Soy dependiente de tu voz que es un relajante instantáneo.
Soy dependiente de tu sonrisa que ilumina más que cualquier luna de cuarto creciente.
Soy dependiente del sonido de tu risa que me contagia de felicidad.
Soy dependiente de tus manos de hielo y que recuperan su calor en las mías.
Soy dependiente de tu pelito precioso que no es más que una muestra de tu fragilidad.
Soy dependiente de tu rota espaldita a la que yo poco a poco voy arreglando.
Soy dependiente de tus abrazos que me hacen sentir en casa esté donde esté.
Soy dependiente del tacto de tu piel que es indescriptible.
Y soy dependiente de casi todo lo que te hace ser tú.
En definitiva, soy dependiente, por ello y necesito tenerte cerca para verte y oírte mi musa.
Sin ti esto no sería nada.
Que nada nunca nos separe y que siempre sigas siendo siempre la mejor musa que haya dado el mundo.
Y, sobre todo, que nunca dejes de ser tan mía y
que nunca me dejes dejar de ser tan tuya
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