Llevo toda la vida soñando tener un buen futuro.
A la vez que llevo toda la vida temiendo el futuro.
Sin olvidar que llevo toda la vida amando cumplir años.
Es un poco contradictorio, pero ya deberíais saber que en mí es lo más normal.
Siempre he soñado con que, algún día, tendré una casa hecha a mi gusto.
Una casa en la que entre luz del sol en todo momento, con un jardín lleno de jazmines y una fuente.
Una casa con un despacho propio y con una biblioteca propia.
Una casa que sea de revista de decoración, pero decorada por mí.
Una casa que acabe siendo "la casa de mamá" y "la casa de abuela".
Una casa que evolucione a algo más bonito: a hogar.
Un hogar familiar.
Un hogar lleno de recuerdos, visibles e invisibles.
Un hogar en el que siempre se respire paz y tranquilidad.
Un hogar que inspire.
Un hogar en el que el amor sea siempre lo que predomine
y donde la belleza se pueda ver en todo momento.
Un hogar lleno de momentos en familia y con amigos.
Lleno de días de enfados y días de risas.
Lleno de cenas de navidad y de cenas entre amigos, que al fin y al cabo son familia.
Lleno de vida, siempre lleno de vida.
Y sólo a esa pequeña meta aspiro.
Porque, a veces, realmente
no se necesita nada más.
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