Me di cuenta al despertar ese día.
Sí, esa es la sensación exacta.
Cansada de intentarlo una vez tras otra, esa mañana, me dije a mi misma que se acabó. Miré las fotos que sostenían a esas paredes tan vacías de amor, con recuerdos semifelices, de momentos semimágicos que jamás supimos aprovechar juntos.
Esto no lo arreglaría ni el mejor de los baños mañaneros, así que me duché rápido.
Me tomé un buen café.
Removí mis ideas con una cucharada de azúcar.
Me peiné, y sequé mis ideas.
Me puse las gafas y empecé a verlo claro del todo.
Me miré en el espejo y solté un gritito de espanto, no sabía quien era esa a quien reflejaba, pues no era yo.La situación era insostenible.
“Es definitivo, se acabó" pensé.
Ese día decidí ponerme guapa por y para mí.
Ese día, decidí archivar este caso.
Ese día, decidí volver a llevar mi esencia siempre conmigo.
Ese día, decidí cerrar todas las heridas abiertas y tomar rumbo hacía mí, a la verdadera yo.
“Y así me marché de su vida para comenzar la mía, esta vez, siendo yo misma.”- Elvira Luna
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