“Mis párpados eran cada vez más pesados, mi visión más borrosa y mi respiración se iba ralentizando mientras me dejaba arrastrar hacia el mundo de los sueños. Cada noche ansiaba que llegara ese momento para encontrarme contigo”. Elvira Luna
Hace tiempo que sólo te tengo cerca de mí cuando Morfeo me reclama.
Morfeo, de una puñetera vez, se está portando bien.
Me he hecho la mejor amiga de la noche.
Me he hecho la mejor amiga de la noche.
Y te sueño cada noche.
Miento, nos sueño.
Porque no te sueño a ti solo, sino a mi lado.
Vivo sin querer nada más que reunirme contigo en mi subconsciente cada noche.
Ahora odio la mañana.
Ahora, más que nunca, la alarma de despertador me resulta odiosa.
Ahora, más que nunca, me paso el día deseando que anochezca para volver a tus brazos.
Mi raciocinio no hace más que advertirme que estoy yendo en dirección contraria a mi vida.
Me dice mi corazón que está demasiado cansado de sólo tenerte por las noches. Mientras ponen carteles de se vende en los huecos que quedaron tras de ti.
Me dice mi nariz que ya no hay nada que huela a ti por la vida.
Me dicen los ojos que cada vez les cuesta más buscarte y que están cansados de que solo quiera cerrarlos.
En definitiva, me llevan a darme cuenta de que tengo un nudo en la garganta que ha hecho que no pueda digerir todo esto.
Toda tu ausencia.
Pero mis manos dicen que ya van a cambiar de hoja, de una vez por todas, porque el resto aún no está escrito.
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