sábado, 28 de octubre de 2017

28 de Octubre

Uno nunca está preparado para perder a alguien.
Nunca.

Mi Ángel tú me criaste junto a las dos mujeres más maravillosas del planeta.
Me enseñaste todo lo que sabías, junto a tus valores.
Tú me enseñaste a ser una mujer fuerte, valiente, luchadora y trabajadora.
Tú me enseñaste a soñar sin despegar los pies de la tierra.

Me hiciste fuerte, pero también sensible.

Pero ¿Cómo se supera la pérdida de uno de los pilares imprescindibles de tu vida?

¿Cómo se hace para llenar un vacío tan grande?

Yo no creo que logre aprender nunca porque tú marcha no logro superarla, mi ángel, no puedo.
Fuiste y serás siempre el hombre de mi vida, mi rubio.

Me enseñaste hasta el último minuto y, soy quien soy ahora, por ti.
Y hago todo lo que me pediste la última vez que nos vimos.

Sé que estés donde estés me sigues mirando orgulloso.
Sé que estoy cumpliendo con todo lo que querías.
Sé que hasta que me muera me seguirás cuidando desde donde quiera que estés porque no hay nada que pueda hacer que dejes de cuidar a tu niña.

Y siempre seguirás vivo en mi corazón y en mi memoria.
Gracias por ser el mejor abuelo, padre y amigo.
Te quiero y te querré siempre.

miércoles, 25 de octubre de 2017

(pen)última carta

Hola viejo gran desconocido:

Ya no me quedan pensamientos para ti, 
así que me temo que esta es la (pen)última vez que me despido de ti... 
pues nunca se puede decir que la última, o eso dicen.

Ya encontrarte por la calle me es indiferente. 
A ti todo te fue indiferente a tu marcha (o, incluso, antes).

Pero a mí me ha costado una regeneración a corazón destrozado por reparar;
 muchas cosas que dejar en la basura y muchos recuerdos que amaestrar.

Porque los recuerdos, aunque sean bonitos, duelen.

Como te decía,
 ya me eres indiferente.


Aunque debes saber que lo que fue nunca me será indiferente.
Y debo decirte que me hiciste muy feliz y que me diste recuerdos maravillosos... 
pero también me hiciste infeliz y me dejaste recuerdos espantosos; 
aún así, me quedo con lo bueno, 
lo malo lo dejo para tu estúpida 
decisión de marcharte.

No te voy a decir que en mí no queda nada 
porque me queda,
                                                                       pero me queda lo bueno.
Al fin y al cabo, lo malo sólo me hacía daño.
Me quedo con fuimos y con aquellos nosotros
Y, ahora, quedate tú contigo 
que yo me encargo de mí.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Sigo siendo yo

Soy yo, sigo siendo yo.

Hace ya casi un año en el que soy yo quien vela tus cicatrices, 
siempre con aguja e hilo preparada por si alguna se abre, 
volver a cerrarla.

Hace ya casi un año desde que soy yo quien se preocupa de tus desvelos, 
                                                                                         de tus excesos de cafeína, 
                                                                                           de tus quebraderos de cabeza, 
de tus momentos malos y de todo lo que te pueda afectar.

Soy yo, desde hace casi un año quien se mata por verte sonreír,
                                                                                       por escuchar tu risa, 
                                                                                          por ver felicidad en tus ojos o 
                                                                                                                por verte en calma.

Hace casi un año desde que soy yo quien nada más que piensa 
cuándo podré volver a verte otra vez, abrazarte y mimarte.

Hace casi un año desde que el destino 
me hizo el magnífico regalo de ponerte en mi camino 
para que sea yo tu mayor fan, 
tu apoyo incondicional sea cual sea tu descisión, 
quien más confía en ti y tus capacidades y 
quien está segura de que tu te vas a comer 
no el mundo, sino el universo entero y 
yo voy a ir a tu lado viéndote cosechar éxito tras éxito.

Soy yo desde hace casi un año quien se mira en ti cuando no se encuentra, 
porque no puedes ser un mejor modelo a seguir.

Soy yo desde hace casi un año una persona diferente, más feliz.

Todo esto es sólo el resumen de las consecuencias que provocó que te colaras por la ventana que dejé abierta al cerrar todas las puertas y te metiste de lleno en mi corazón a través de mis ojos y me reparaste todas las heridas y te construíste tu hueco ahí.

Soy yo desde hace casi un año quien sólo escribe para ti.
Soy yo y es gracias a ti.

miércoles, 11 de octubre de 2017

te necesito

Lo admito.
Te necesito.
Te necesito tanto como mi corazón al sístole y al diástole para mover mi sangre.
Te necesito tanto como mis pulmones al aire que respiro.
Te necesito tanto.
Podría incluso decir que soy dependiente.
Soy dependiente de tus ojitos miel que me matan.
Soy dependiente de tus miradas que hablan más que tú boca.
Soy dependiente de tu voz que es un relajante instantáneo.
Soy dependiente de tu sonrisa que ilumina más que cualquier luna de cuarto creciente.
Soy dependiente del sonido de tu risa que me contagia de felicidad.
Soy dependiente de tus manos de hielo y que recuperan su calor en las mías.
Soy dependiente de tu pelito precioso que no es más que una muestra de tu fragilidad.
Soy dependiente de tu rota espaldita a la que yo poco a poco voy arreglando.
Soy dependiente de tus abrazos que me hacen sentir en casa esté donde esté.
Soy dependiente del tacto de tu piel que es indescriptible.
Y soy dependiente de casi todo lo que te hace ser tú.

En definitiva, soy dependiente, por ello y necesito tenerte cerca para verte y oírte mi musa.
Sin ti esto no sería nada.

Que nada nunca nos separe y que siempre sigas siendo siempre la mejor musa que haya dado el mundo.
Y, sobre todo, que nunca dejes de ser tan mía y 
que nunca me dejes dejar de ser tan tuya