miércoles, 27 de abril de 2016

Aceptar errores

Se nos llena la boca hablando de errores ajenos.
Como si alguien se salvase de la maldición del error.
Cometemos errores por defecto.
Al ser humanos, traemos de serie esa pequeña manía de equivocarnos.
Somos los únicos seres que tropezamos siempre con la misma piedra.

Nos equivocamos, constantemente.

El problema está en que, en general, todos sabemos que nos equivocamos.
No obstante, no aceptamos los errores de los demás.
No somos capaces de perdonar las equivocaciones de los demás.
Convertimos en gente a las personas por el mero hecho de que se han equivocado.

No aceptamos que el resto tambien son personas.
No entendemos que todos tenemos el derecho de equivocarse.
No valoramos que debemos equivocarnos, pues no hay otra manera de aprender.
No vemos lo necesario que es equivocarse.

Sin embargo, no perdonamos a los demás cuando se equivocan.
Y ese es otro error, no perdonar a tiempo.

Pero, algo he de decir, somos tontos, pues deberíamos ponernos en la piel del otro.

Pero, solo digo que  "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".

miércoles, 13 de abril de 2016

Personas en papel

Viendo fotos de tiempos pasados te das cuenta.

Ahí, junto a ti, personas a las que querías, más o menos, pero que querías y a las que les guardas buenos sentimientos. 
Personas que ves junto a ti y que te preguntas qué se te pasaba por la cabeza para tenerlo en tu vida.
Te entra melancolía porque ves que algunos, o muchos, han ido desviándose de tu camino buscando un camino nuevo con otras personas o con gente.
Y te da pena. Te entristece quque te dejara a ti, persona, atrás por gente. Por algo que sabes que no le llena o que no es su sitio. 
Sin embargo, cada uno decide con qué compañeros decide jugar el partido de su vida.
Ves cómo personas que no estaba antes están ahora. 
Personas que no conocías.
Personas que creías gente.
Personas que simplemente no tenían que llegar antes.
Porque si hay algo cierto es que las personas llegan a nuestras vidas cuando tienen que llegar.
Ves como siguen muchos contigo.
Y esas fotos las miras con más detenimiento, con más ternura, incluso con más mimo.
Las miras examinando todos los rasgos de esa persona para ver cómo el tiempo, a pesar de cambiaros, sigue manteniéndoos juntos. 
Observas cómo habéis superado situaciones difíciles juntos y recuerdas todos esos pequeños momentos que aún ahora te sacan sonrisas.
Sin apartar la mirada, agradeces a lo que sea en lo que creas que sigas teniendo a esas personas contigo y cierras los ojos para deleitarte con momentos bonitos de vuestra historia común.

Así comprendes que la vida es un río. Un río lleno de afluentes por el que entran y salen personas. 
Comprendes que la vida hay que vivirla así, como va viniendo.

Y que, al fin y al cabo, TODOS 
acabamos siendo personas en papel 
para otras personas.

miércoles, 6 de abril de 2016

El caos es mío


Hay algo que me sigue atravesando el corazón cada vez que veo una foto tuya.
Todavía se me va la vida cuando recuerdo el sonido de tu sonrisa.
Continúa existiendo ese dolor agudo en el estómago cuando huele a ti en algún lado.
Sigo quedándome paralizada cuando, por error, sale un audio en el que cantas. 
Mi corazón sigue esperándote, aunque no quiere reconocerlo.


Mientras, mi mente le reprocha su espera cuando hay más cosas y personas de las que pueden ocuparse.
Mis manos siguen sin querer parar de escribir, aunque lo que escriban no me guste.
Mis ojos siguen sin querer verte de nuevo porque aún te guardan rencor.
Sin embargo, mis oídos me piden a diario volver a oír tu risa, a sabiendas de que no es posible.
Mis pies siguen perdiéndose, voluntariamente, porque te echan de menos, echan de menos ir junto a los tuyos.
Mi pelo sigue llorando la pérdida de todo lo que me corté por tu marcha.
Y yo sigo sumida en un caos, que, me guste más o menos, es mío y que, en un momento u otro, llegará la calma.