Hoy me pregunto qué dirías
 si supieras alguna que otra cosa.
Me pregunto cuál sería tu reacción al enterarte 
de que
ahora veo esos programas basura 
que tanto te
gustaban y que insistías en que viera sin éxito.
Me encantaría ver tu reacción al decirte 
que empiezo a tener ciertos hábitos que tú tenías
y que yo
reprendía.
Me pregunto si aplaudirías al ver 
que ya me
afecta cero lo que diga la gente.
Me gustaría ver cómo encajas
                        lo de que me valgo por mí sola, sin tu ayuda.
Sería curioso observar cómo asimilas 
el hecho de que no hay ni un centímetro de mi
cuerpo que te quiera cerca;
            ni una neurona que te
piense en semanas;
            ni noches en las que
sueño que todo sigue normal…
Qué dirías al enterarte 
            de que ya no me da
miedo estar sin ti,
                                    porque
creía que eso era estar sola;
                   y aun así me siento
menos sola sin tu presencia en mi vida.
Cuál sería tu cara al ver esta nueva yo…
tan diferente,
tan llena de cicatrices,
pero, a la vez, tan entera;
tan independiente (de ti);
tan madura;
tan nueva…
Pero prefiero quedarme con la intriga
              a que vengas, lo compruebes
                                                                                  y
vuelvas a destrozarme
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