Es curioso cómo hace un año decía que eras mi ángel.
Pero es aún más curioso cómo, ahora, ni siquiera te digo.
Somos tan estúpidos que creemos que nos morimos por perder a alguien.
Sin embargo, eso sólo ocurre, porque nos olvidamos de que nuestro amor verdadero somo nosotros mismos.
Mi máxima en la vida es no volver a olvidar que lo que más me importa en esta vida soy yo misma; que mi primera prioridad soy yo; y que no hay amor más profundo que el que yo misma debo tenerme.
Somos tan estúpidos que creemos que alguien muere por nosotros.
Nos creemos todas esas memeces de cuentos en las que los jóvenes enamorados mueren por el amor que se tienen.
Jamás el amor debería ser una excusa para algo injustificable.
Jamás los cuentos de princesa se cumplen.
Jamás si no te crees, realmente,
la princesa de tu propio cuento.