miércoles, 14 de enero de 2015

Para ahí, sólo un momento

Tú, sí te digo a ti, no mires atrás que no hay nadie más, te hablo ti, a quien está leyendo esto, que sí que es a ti, bueno a ti y a todo el que lo lea, párate un momento, no te voy a quitar mucho rato, sólo te voy a hacer reflexionar un poco.

Verás, hay momentos en la vida que son un declive: 
una bajada en picado desde la cima más alta de la montaña, 
a mí me gusta decir que la vida es una especie de montaña rusa.  

Me explico: 

estás bien - estás mejor - eres feliz - estás muy feliz - felicidad inmensa 

y, de repente, empieza

a funcionar algo mal - estás raro - estás confuso (porque no entiendes qué pasa) - melancolía - tristeza - tristeza grande

y cuando llegas al fondo llega un momento en el que vuelve a suceder.

Vuelve a aparecer algo que consigue hacer que empieces a estar bien y, entonces vuelves a subir, lo malo es que al subir, llega un momento en el que vuelves a bajar.
¿Qué quiero decir con esto?

Sólo trato de explicar el por qué esas rachas malas y buenas, nadie se queja cuando son buenas, pero si nos quejamos por las malas, es obvio.
La vida tiene dos lados y, por ello, hay felicidad y tristeza, alegría y sufrimiento. 

Por desgracia, no podemos ser siempre felices, la vida no tendría sentido y no valoraríamos, no sabríamos lo gratificante que es esa vuelta al bienestar después de una bajada de la montaña rusa que es esta vida.

Pero, como en toda montaña rusa, hay subidas y bajadas, más grandes o más pequeñas, y eso depende un poco de tu fuerza y de tu capacidad de salir adelante.

Realmente lo que quiero transmitir es que en las malas no olvides que las hubo buenas y que llegarán mejores después, y no olvides que tú puedes tomar el mando de tu montaña rusa para subir todo lo que puedas y bajar lo menos posible.
Esa es la verdadera clave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu granito de arena