miércoles, 13 de julio de 2016

Días de muerte

Hay días en los que es necesario reflexionar.


Hay días en los que, nada más abrir los ojos, tomas consciencia de que nadie está a salvo de la muerte en ningún momento. 

En esos días te planteas mil millones de cosas en las que gastas tu tiempo. Te replanteas hasta las cosas que más te apasionan en la vida.
Una persona sabia que conozco siempre dice que la reflexión y la meditación nunca está de más, de vez en cuando.
En esos días pienso tan intensamente y urgo tanto en todos y cada uno de los sitios de mi mente que, como no podía ser de otra manera, acabo liberando a los demonios sin darme cuenta.
Antes de que me de lugar a reaccionar estoy perdida.
Los demonios me agarran y empiezan su particular fiesta en la que se apoderan de mis sentimientos dejándome aturdida y sin lugar a dar marcha atrás no me queda otra opción que rendirme a sus crueles caprichos y dejar que se debiliten.
Y entonces encerrarlos.



Los demonios, al fin y al cabo, son míos.

miércoles, 6 de julio de 2016

Preparativos antes de partir

La ida es un hecho ya irremediable

Aún no consigo asimilar la idea de que en unos escasos meses voy a emprender la que será una de las mayores aventuras de mi vida.

No paro de pensar que me dejo una familia en mi preciosa Triana. 
Me da pánico saber que mis pupilas volverán a estar alejadas durante todo un curso. 
Se me quedará lejos también una ratoncilla poeta que va de un lado a otro arrasando mientras escribe. 
Me dejo mis sonrisas diarias de clase con la pena más grande del mundo. Tampoco me voy a poder llevar a un productor musical y cinematográfico que es un torbellino constante de creatividad y risas. 
Se me va media vida a otras partes del mundo a vivir la misma aventura.
Me cuesta pensar que será de mí sin mis hermanas. No me quiero imaginar cómo voy a hacer para que no notar tanto allí
 la ausencia de mis madres.
Y, sobre todo, me da pena dejarme otras muchas personas que quiero como a mi vida.


Sin embargo, lo que más miedo me provoca.
Lo que más temo es que, de repente, cuando vuelva, no me queden algunas o muchas de las personas que dejé. Me da miedo volver y no reconocer nada, porque todo ha cambiado.

lunes, 27 de junio de 2016

6 meses después

Buenos días España:

No sé el resto de tus habitantes, pero yo, a pesar de las elecciones, hoy te veo igual de bonita que siempre.
No obstante hoy no vengo a hablarte de tu extrema belleza de norte a sur y de este a oeste.
Hoy quiero decirte que no decaigas. LLevas 6 meses sin un Gobierno y, aunque empiezan a verse estragos, sigues fuerte.
España no olvides que has sobrevivido a muchas cosas, supongo que puedes sobrevivir a 4 estúpidos que no han sabido mirar más allá de sus escaños.
España, ahora dicen que van a empezar a mirar por ti. 
Ahora dicen que es evidente.
Dicen que no queda más alternativa.

España, preciosa, no abandones la lucha. Ahora vienen curvas, agárrate fuerte porque vas a salir y vas a salir pronto de esta. Ya la chiquillada terminó y ahora, espero, te tengan en consideración de una vez por todas.

Espero noticias buenas y pronto de tus cambios, amada mía.

miércoles, 8 de junio de 2016

La mentira

Decías amarme como al mar mientras ocultabas preferir la montaña

Pero sólo lo decías.
Creí ciegamente tu falsa verdad.
Quise asumir que era real.
Porque había algo que me insitía en que sería lo mejor.
Había algo que quería creerlo de verdad.
Había algo que me decía que tenía que creerte.
Bajé la guardia y te amé como sólo me había amado a mí.
Me olvidé de amarme para amarte.
Era tan fácil olvidar cosas para hacerlo.
Era tan bonito creer.
Eras la silueta del pecado y la octava maravilla.
Estuve tan cerca de alcanzarlo...
Pero qué estúpido fuiste.
Qué malvado fuiste.
Me dijiste que me amabas como el mar.
Me dijiste que yo era tu sirena.
Pero te sorprendí en una montaña haciendo senderismo, con otra caminante.

miércoles, 1 de junio de 2016

Mirada huída

Conocí tu mirada en un día de primavera convertido en otoño.

Ese día tuve el placer de ver tus ojos, por primera vez.


Conocí a tu mirada en circunstancias normales.
Sin embargo, después de tantas miradas, la tuya, fue demoledora.
Con sólo un cruce conmigo me redujo a cenizas.
Tu mirada de cielo me ha derrumbó por completo.
Me mató de pena.
Me resucitó y me elevó al paraíso.
Allí, tus ojos, me contaron tus heridas.
Me dieron los partes médicos de las bajas amorosas.
Me metieron a un despacho, con informes, para entender tu vida.

Me fui a casa tras una larga jornada observando las idas y venidas de tus ojos con otros ojos que no habían sido nunca los míos.
Con otros ojos con los que nunca llegó a ningún final feliz.
Antes de dormir, ponían en la tele la historia de tu pena, la versión resumida.
Para terminar de entenderlo todo, decidí verla.
Acabé llorando como una magdalena hasta quedarme dormida.
Resulta, que la de tus ojos, es la historia más desgarradora del mundo.
Resulta, que tu mirada, ha pasado por verdaderas calamidades.

Pero, al sonar la sirena, tu mirada cambio de rumbo.
Se me acabó el efecto hipnotizante.
Y tu mirada, se fue en busca de otra, a la que contarle lo que yo ya había visto.
Tu mirada se fue sin darme tiempo a ser yo quien cambiara su historia.

Tu mirada se dio a la fuga.
Desde entonces, está en busca y captura.


miércoles, 25 de mayo de 2016

Brisa de verano

No hay sensación más agradable que dormir.
Pero dormir en verano.
Dormir con la ventana abierta para que entre la brisa más aterciopelada del año.
Dormir, mientras el aire, te acaricia la espalda; te refresca el rostro y te hace cosquillitas en los brazos.
El aire te canta una nana bajito o te recita el más precioso de los sonetos de Neruda mientras viajas hacia Morfeo.
La brisa te recrea en el atardecer de verano en el que aprovechas el último ratito de luz para leer acompañada del canto del mar.

La noche de verano es éxtasis para los sentidos.

Durante unas horas, 
nos eleva al Olimpo,
 nos hace dioses griegos 
y nos complace con 
ambrosía y arte clásico.

Durante unas horas, 
nos devuelve a forma 
de bebé mientras nuestra 
madre nos mece en sus brazos.

Durante unas horas, 
nos volvemos brisa y  
viajamos por el mundo 
en búsqueda de nuestro 
amor para acariciarle
 y refrescarle en la 
noche de verano.

miércoles, 11 de mayo de 2016

La historia en la historia

Permíteme confesarte un par de cosas, Apolo:

Quizás, aún no te has dado cuenta, y deba pedirte que vengas al encuentro de Dafne. 



He de decirte, amor, que pareces no ver lo que mis torpes ojos ya veían hace siglos.
Perdóname si prefiero que no seas un Zeus pues, el todopoderoso del rayo, no sabía amar.



Perdóname a mí por no llamarme Perséfone para evitar que seas el dios del inframundo. 


Por ti, quise ser Helena, ninfa, musa...
pero tú, Paris, culpable de la batalla más recordada en la historia; 
tú también eres culpable de secuestrar mi corazón.

No te pido que seas emperador ni conquistador.


Y es que, me atrevo a afirmar que eres responsable de las cosas más bellas del mundo.

Sin embargo, levantas más misterios que la sonrisa de mi amiga Mona Lisa.
Me embrujaste como lo hizo Felipe el hermoso a Juana de Castilla.

No te pido que me dediques los mejores versos de la pluma de un poeta como Neruda, 
ni de Béquer.
No quiero que seas la perfección humana que hizo Miguel Ángel con su David.


Mas, no pareces enterarte, mi amor, de que para llegar a mí 

no debes atravesar la Odisea de Ulises, 

ni luchar contra  titanes.
Y así llevamos desde que empezó la historia...


Yo te espero aquí, en mi ventana, cantando Moon River, 

como cuando fui Audrey Hepburn.

Yo te espero en el Moulin Rouge mientras soy Satine, 
el diamante reluciente.
Pero no te das prisa, y el tiempo corre como la tisis.

Te espero como si fueras a venir en limusina y con rosas.

Te espero en el escenario, Johnny Castle, para bailar "The time of my life"...
pero no llegas y estoy a punto de bajarme del escenario.

Te espero en la proa del barco para que me salves de mi misma y de la soledad.
Y te juro que estoy a punto de lanzarme al agua.


















miércoles, 27 de abril de 2016

Aceptar errores

Se nos llena la boca hablando de errores ajenos.
Como si alguien se salvase de la maldición del error.
Cometemos errores por defecto.
Al ser humanos, traemos de serie esa pequeña manía de equivocarnos.
Somos los únicos seres que tropezamos siempre con la misma piedra.

Nos equivocamos, constantemente.

El problema está en que, en general, todos sabemos que nos equivocamos.
No obstante, no aceptamos los errores de los demás.
No somos capaces de perdonar las equivocaciones de los demás.
Convertimos en gente a las personas por el mero hecho de que se han equivocado.

No aceptamos que el resto tambien son personas.
No entendemos que todos tenemos el derecho de equivocarse.
No valoramos que debemos equivocarnos, pues no hay otra manera de aprender.
No vemos lo necesario que es equivocarse.

Sin embargo, no perdonamos a los demás cuando se equivocan.
Y ese es otro error, no perdonar a tiempo.

Pero, algo he de decir, somos tontos, pues deberíamos ponernos en la piel del otro.

Pero, solo digo que  "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra".

miércoles, 13 de abril de 2016

Personas en papel

Viendo fotos de tiempos pasados te das cuenta.

Ahí, junto a ti, personas a las que querías, más o menos, pero que querías y a las que les guardas buenos sentimientos. 
Personas que ves junto a ti y que te preguntas qué se te pasaba por la cabeza para tenerlo en tu vida.
Te entra melancolía porque ves que algunos, o muchos, han ido desviándose de tu camino buscando un camino nuevo con otras personas o con gente.
Y te da pena. Te entristece quque te dejara a ti, persona, atrás por gente. Por algo que sabes que no le llena o que no es su sitio. 
Sin embargo, cada uno decide con qué compañeros decide jugar el partido de su vida.
Ves cómo personas que no estaba antes están ahora. 
Personas que no conocías.
Personas que creías gente.
Personas que simplemente no tenían que llegar antes.
Porque si hay algo cierto es que las personas llegan a nuestras vidas cuando tienen que llegar.
Ves como siguen muchos contigo.
Y esas fotos las miras con más detenimiento, con más ternura, incluso con más mimo.
Las miras examinando todos los rasgos de esa persona para ver cómo el tiempo, a pesar de cambiaros, sigue manteniéndoos juntos. 
Observas cómo habéis superado situaciones difíciles juntos y recuerdas todos esos pequeños momentos que aún ahora te sacan sonrisas.
Sin apartar la mirada, agradeces a lo que sea en lo que creas que sigas teniendo a esas personas contigo y cierras los ojos para deleitarte con momentos bonitos de vuestra historia común.

Así comprendes que la vida es un río. Un río lleno de afluentes por el que entran y salen personas. 
Comprendes que la vida hay que vivirla así, como va viniendo.

Y que, al fin y al cabo, TODOS 
acabamos siendo personas en papel 
para otras personas.

miércoles, 6 de abril de 2016

El caos es mío


Hay algo que me sigue atravesando el corazón cada vez que veo una foto tuya.
Todavía se me va la vida cuando recuerdo el sonido de tu sonrisa.
Continúa existiendo ese dolor agudo en el estómago cuando huele a ti en algún lado.
Sigo quedándome paralizada cuando, por error, sale un audio en el que cantas. 
Mi corazón sigue esperándote, aunque no quiere reconocerlo.


Mientras, mi mente le reprocha su espera cuando hay más cosas y personas de las que pueden ocuparse.
Mis manos siguen sin querer parar de escribir, aunque lo que escriban no me guste.
Mis ojos siguen sin querer verte de nuevo porque aún te guardan rencor.
Sin embargo, mis oídos me piden a diario volver a oír tu risa, a sabiendas de que no es posible.
Mis pies siguen perdiéndose, voluntariamente, porque te echan de menos, echan de menos ir junto a los tuyos.
Mi pelo sigue llorando la pérdida de todo lo que me corté por tu marcha.
Y yo sigo sumida en un caos, que, me guste más o menos, es mío y que, en un momento u otro, llegará la calma.