martes, 15 de septiembre de 2015

Quiere

Las palabras “te quiero" cada vez pierden más su pureza. 

Cada vez más se dicen con más despreocupación, cada vez más se usan con más descuido... 
Recuerdo, una vez, de pequeña, mi madre siempre me daba las buenas noches y me decía: “te quiero mucho, mi vida" a lo que yo le contestaba “yo también te quiero mucho, mamaita".

Un día no me dijo te quiero mucho, sino te quiero y yo me enfadé porque pensaba que ese día me quería menos que antes. Mi madre al verme poco conforme, me miró a los ojos y me dijo: Pequeña, un te quiero es más puro sin el mucho. Hay que querer, sin medidas ni cantidades, por lo que nunca más te diré te quiero mucho, porque nada puede medir el amor que te tengo.

Es algo de lo que nunca me olvidaré. 

Qué razón tenía mi madre, el amor no se mide. Uno no decide querer, simplemente, quiere y es un sentimiento tan puro que cuantificarlo es convertirlo en impuro.
¿Por qué medirlo? ¿Por qué intentar planificarlo? 
Querer es mucho más que eso.
O alguien conoce algo más puro que un te quiero a los ojos, porque yo no.
Creo que el problema reside en que hay gente que lo dice sin sentirlo, como si le sobraran en su garganta; mientras, hay personas que, por timidez o lo que sea, no es capaz de decirlo; y, por otro lado, está la gente como yo, que lo dice cuando lo siente, porque verdaderamente lo siente y tiene que expresarlo.


Así que, empecemos a cuidar los te quiero 
para que querer nunca pierda su pureza.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Balance.

Hice balance al marcharte tú, definitivamente.
Fue como una especie de inventario en una tienda. Pero fue, lamentablemente, negativo. Las ganancias al marcharte fueron nulas, totalmente.Podríamos decir que eran negativas.
Al parecer, perdí casi el cien por cien de los sentimientos que sentía anteriormente. Desaprendí muchas cosas de mí por aprender de ti. Sin embargo, nunca dejé de ser una persona aplicada y me puse manos a la obra de nuevo, enfrentándome así a la batalla de volver a conocerme entera antes de nada.
Para volver a conocerme tuve que trabajar seriamente con mis 5 sentidos. Pero estuvo muy bien porque redescubrí que:
 Pensaba que mi helado favorito era el de chocolate negro, pero no era así era el favorito tuyo, el mío es el helado almendrado de chocolate blanco.
 Redescubrí que me encanta llegar a casa, poner mis pies descalzos en el suelo y sentirlo calentito, porque pensaba que lo prefería frío como lo hacías tú. Pero no, mi sentimiento real es en el suelo cálido, de primavera.
 Me di cuenta de que me gusta dormir con la ventana abierta, todo el año, para que me dé un poco de brisa y ventilación a mi habitación. Pero había dejado de gustarme porque te daba miedo que alguien se colara o porque tenías frío.
 Reaprendí que no me gusta desayunar algo caliente, si no estoy con dolor de garganta. Siempre preferí mi Cola-Cao frío en taza grande, pero me acostumbré a calentar los dos vasos juntos.
 Desaprendí cómo me gustaba oír y ver la lluvia tras el cristal, sólo porque a ti te deprimía no ver el sol tras el cristal. Así que, este invierno, volví a retomar mi pasión.
 Vi que muchas más cosas habían cambiado, como mi olor favorito (azul), mis comidas favoritas (lentejas), mis películas favoritas (Moulin Rouge, My fair lady, Cenicienta)… Perdí en esencia más de lo que gané, finalmente. Y si pierdes esencia te pierdes tú mismo.
Lo que trato de decir es que nunca nadie debe su esencia en ningún sentido porque no hay nada más importante que ser uno mismo y, sobretodo, quererse a uno mismo sobre todas las cosas, porque cuando olvidamos esto, dejamos de ser nosotros mismos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Sin (tu) rastro


Te fuiste sin dejar ni un rastro.

Me quedé desorientada.
Normal, estaba acostumbrada a encontrarte siempre en el mismo sitio.
Y cuándo no estabas allí, me dejabas un rastro de miguitas de pan, que yo seguía, hasta llegar de nuevo hasta ti.

Pero te busqué y no estabas.

No estaban las miguitas tampoco.
No había nada para volver a encontrarme contigo.
Esta vez te marchaste para siempre.

Pensé que me ponías a prueba. 

Pensaba que querías que te buscara. 
Y eso hice.
Te busqué por todos lados.
Pero te habías ido de todos los sitios. 


De todos los sitios menos de mí
No te fuiste de mi mente, de mi corazón... 
Pero sí te fuiste de mi vida.
Desde entonces te busco. 
Te busco por todos los lados.

Busco posibles rastros o pistas que me hayas dejado. 
Pero no hay.
No hay nada que me de una pista sobre ti, sobre tu huida, sobre tu vida.
Yo no creía en el horóscopo.
Pero recordé tu signo.
Gracias a este estuve un tiempo creyendo que sabía algo de tu nueva vida.
Pero no.
Así que, mientras tanto, te sigo esperando.
O quizás no.


Quizás me aburra de esperar y buscar 
y me vaya yo también. 
Y si eso pasa ,te aseguro,
 nunca jamás nos encontraremos.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Temes (y no es malo)

Tienes miedo.
Te aterra que vuelva a suceder.
Te ha costado tanto rehacerte que...
Tú tienes miedo a que te vuelva a pasar
Tienes miedo a que te vuelvan a decepcionar
a que vuelvan a desequilibrar tu vida                             
a que vuelvan a hacerte daño
a que vuelvan a utilizarte como una muñeca
Tardaste tiempo en volver a confiar en las personas
Pero no terminas de fiarte, por miedo
Tu corazón se quedó asustado de la última 
El pobre, a la mínima hace saltar la alarma
Te ha costado tanto volver en ti que...
No sabes cuando estás equivocándote con alguien
No sabes qué esperar de los demás
(puesto que crees que solo te harán daño)
Te da miedo lo que te recuerda al pasado 
Sí, porque crees que te saldrá igual de mal que entonces
porque crees que vas a volver a sufrir lo mismo
porque no quieres volver a pasarlo tan mal 
No quieres nada que te recuerde a antes, a aquello.
Al fin y al cabo, fue tan doloroso...
Es lógico tener miedo cuando se ha sufrido
Es normal que no quieras que nada se parezca a lo de antes, por si sale mal
Pero, no olvides que con miedo no se llega a ningún lado
Que se aprende con los daños, que en eso vas curtido
Y que la experiencia, en resumidas cuentas,
son malas pasadas de la vida y equivocación.

Equivócate y olvídate del miedo.
Puede que lo pases algo mal, 
sin embargo, te servirá para aprender

miércoles, 19 de agosto de 2015

Antiguo mañana, hoy

Cuando una etapa de tu vida es tan larga como el colegio o el instituto, sueñas con cambiar, con crecer... Sueñas con ello a diario.
La cosa es que un día llega y termina con tu momento de estudiante de intituto para hacerte mayor y pasar a la vida universitaria.
Para ser lo que quieres ser de verdad, para estar cada vez más cerca de tu meta, cumples la primera, la graduación de bachillerato y selectividad. 
No sé si os ha pasado igual, yo me llevé mis seis años de instituto deseando con todo mi corazón y mis fuerzas llegar al día de mi graduación. Esas ganas de acabar, de hacerme mayor, de una nueva forma de vida. 
Me llegó, a todos nos llega ese día, un 29 de Mayo, jueves, nos graduamos mi promoción. El día de la graduación es el momento culmen de esa etapa tan preciosa que no aprecias hasta que no acabas. Lo cierto es que el día de mi graduación brillabamos todos, sin excepción, habíamos llegado, era el día, nuestro día, y la fiesta no acabaría hasta que no oyeramos sin dormir una última vez la primera sirena de la mañana. Ahí estabamos, qué día, qué noche y que mañana. Fue el día más precioso de mi vida.
Lo único malo de la graduación es que es un día que te obliga a crecer y, lo peor, es que selectividad y el ingreso en la universidad te hacen crecer, convertirte en una persona adulta y vivir, probablemente, fuera de tu hogar.
Lo malo de graduarse es que vuelves a tu instituto y te parece que ya no hay nada  tuyo en él.
Lo malo de volver a entrar en el instituto es ver cómo tu sitio ya lo ocupa otra persona y ves cómo todos los rincones te hacen ver recuerdos que son de una época que ya no vuelve nunca más.
Cuando llegó mi antiguo mañana, es decir, mi presente, me pilló un poco desprevenida, pero porque hacia los cambios hay que ir con el pensamiento de que crecer, es vivir.
Y que no hay que estancarse, porque de nada sirve, hay que disfrutar cada etapa y dicen, que la que estoy viviendo ahora, es la mejor.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Un error, quizás


Quizás la clave esté en Sabina.


Y no me refiero a escuchar toda su discografía, he escuchado mil discografías completas y, en todas y cada una de ellas, había una canción que conseguía hablar de ti, resulta irritante.


Pero la clave puede estar en el gran Sabina, pues aún no han pasado 500 noches y por ello no he logrado terminar de olvidarte. 

Cierto es que en 19 días te olvidas "aparentemente", te haces el fuerte y de la puerta para afuera ya lo has olvidado todo. 

Pero la clave está en las noches, no he pasado 500 en tu ausencia aún.

Puede que esa sea la solucion, esperar más noches.

Pues sí, quizás sea eso lo que realmente tengo que aprender del maestro.

Tardaré en aprender a olvidarte unas cuantas noches más.

Sí, eso será, y cuando acabe el aprendizaje ya no te recordaré.


¿Qué pena, no? Tanto para NADA.


Quizás también sea para ti la canción "Corazón Partío" de Alejandro Sanz. Sí, seguramente tú, con tu especial manía de arreglarlo todo, le arreglaste el corazón y después te marchaste, como haces con todo el mundo. 

Quizás seas el tesoro por el que Bruno Mars canta en su canción.

Quizás seas la razón por la que miles de compositores, poetas y escultores crean magnificas obras de arte.

Quizás seas la perfección que buscaba Miguel Ángel en su David.

Quizás seas quien hace posible el enigma de la sonrisa de la Gioconda. 

Quizás seas la esencia de todos los dramas románticos que tanto me gustan ver.

Quizás seas ese poquito de mal dentro del bien de la teoría del yin y el yang .

Quizás seas, junto con tu sonrisa y tu mirada, el motivo del cambio climático.

Quizás seas el olor a mojado tras la lluvia o quien crea el arcoiris.

No sé.
Quizás seas todo y nada a la vez, por eso me está costando tanto la tarea de olvidarme de ti.

Pero hay algo que sé con certeza,
 y es que eres un error para todo el que te conozca.
 No eres más que un error.

-a RSM

miércoles, 29 de julio de 2015

Cuando llegue el día

Llegará el día en que vuelva a encontrarme contigo. 

Lo sé, el destino es caprichoso y, tarde o temprano, volverá a cruzarnos.
Pero... ¿qué pasará ese día? 
¿qué harás? O ¿qué haré yo? ... 
Mejor dicho: ¿qué haremos?

Yo me conozco y sé que en el momento en que te vea me paralizaré sin saber cómo reaccionar. Me convertiré en una piedra y no podré moverme en absoluto. Posiblemente, si no estoy sola, haré como si nada y seguiré hablando o lo que sea.
Pero... ¿y tú? 
No sé qué harías tú. Creo que tú harías como si yo no estuviese y pasarías de largo. Es posible también que me mires y que al verme tan agusto, tan curada, te escueza.
Puede que optes por hacer como si nada y saludarme, matándome por dentro. Pero ese no es tu estilo.Eres más de hacer daño lento y doloroso. 
Así que puede que optes por pasar cerca de mi, para que tu olor me invada y comprobar mi reacción, pero ya eso no funciona, y también te escocerá.
Por lo que he de decirte algo.
Aunque algún día vuelva a cruzarnos, fugazmente, el destino, ya no pintas nada en mi vida, por eso será fugaz.
Mi vida ya recompuesta ha rellenado los huecos que dejaste y ha sanado todas las heridas que quedaron tras tu marcha. Quédate con tu nueva vida, pues no cambiaré nada para que tu vuelvas a entrar.
Y yo haré lo mismo, quedarme con mi nueva vida y, 
tranquilo, que nadie muere por nadie. 
Y tú y yo no seremos los primeros en hacerlo.

miércoles, 15 de julio de 2015

Y entonces, me cansé

Ya me cansé.

Me cansé de esperarte.
En realidad no me cansé yo.
Se cansó mi amor propio.
Se cansó mi corazón.
Se cansó mi vida.
Sí, mi vida se cansó de ir a pasos de tortuga esperando que tú volvieras a alcanzarla.
Mi vida se enfadó contigo. 
Sí, se enfadó al verte correr en sentido contrario a ella mientras ella te buscaba.
Yo también me he cansado de esperarte en el banco del parque en el que siempre te encontraba. 
Me he cansado de preguntarme qué hacía que estuvieras lejos de mí, sin encontrar respuesta lógica.
Ya que no tiene lógica que no quisieras seguir a mi lado.
Me cansé de ver tus fotos y de recordar nuestros recuerdos comunes para hacerme daño a mi misma.
A nadie le gusta sufrir gratuitamente. 
Yo no iba a ser menos.
En general, me cansé de ti; de tus juegos de huidizo y de todo lo relacionado contigo.

Pero sólo porque recordé que con lo que no está, no se cuenta.

miércoles, 8 de julio de 2015

Cambios que, inevitablemente, te cambian

Es sumamente impresionante como cambia todo en poco tiempo... 

En menos de un segundo te da un giro la vida sin poder evitarlo, ni para bien ni para mal. 
El mundo gira constantemente, sin que nos demos cuenta, sin embargo, un simple giro en nuestra vida nos duele y nos asusta.
El ser humano, hasta el más desfasado, es un animal de costumbres y cuando algo cambia en su modo de vida se asusta, como se asusta un ciervo al notar al león; se siente aturdido y perdido, como un pez en la montaña. 
Y eso es así, no nos gustan los cambios, de hecho, nos aterran. 
Por ello, cuando algo cambia, cuando creces de sopetón, y ves lo distinta que es la vida de independiente, te agarras todo lo que puedes a la vida de pequeño, sin darte cuenta, de que ese, verdaderamente, no es el camino adecuado.
Por eso nadie acepta de buen agrado una mudanza o el hecho de tener que volver a empezar de nuevo en otro lugar porque los grandes cambios nos dan miedo.
Lo grave es que nadie ve que vivimos agarrándonos al pasado siempre, aunque sea un poco. Y siempre añoramos el ayer, sin darnos cuenta de que el hoy es lo que importa.


Cuando lo único que debemos agarrar el presente,
 y disfrutar de las vistas.

miércoles, 1 de julio de 2015

Nunca es tarde

Depende del punto en qué lo quieras ver tiene razón o no este título.


Pero yo aún no puedo verlo de manera negativa por más que me esfuerce.

He de decir que nunca es tarde, para casi nada en esta vida, y que yo estoy dándome cuenta ahora de ello.
Nunca esa tarde para conocer personas nuevas -no gente, sino personas- a las que querer y que te quieren y que están ahí para ti.
Al igual que nunca es tarde para vivir mejor, para darte a ti mismo una oportunidad y perdonarte a ti mismo, para así poder encontrar la felicidad y paz contigo mismo.
De la misma manera que nunca es tarde para ser valiente y enfrentarte a  tus miedos, desaciéndote de la cobardía que te reprime.
Tampoco es nunca tarde para alzar la voz por ti o por todos, levantarte y luchar por lo que quieres y por lo que sientes.
Igualmente, nunca es tarde para lograr tus metas, para alcanzar tus objetivos o tus sueños, porque los sueños son para hacerlos realidad.
Nunca es tarde para arrepentirte y enmendar tus errores,puesto que, rectificar es de sabios, y el saber no ocupa lugar.


En definitiva, haz siempre lo que quieras, puesto que nunca es tarde para nada, o casi nada. 
Así que,
 por si acaso, 
empieza a hacer lo que nunca antes 
te has atrevido a hacer.